187. Una mujer prefecta. Réplicas en femenino.

Sam no hola qué tal estás ya hemos alcanzado la segunda semana de dos mil veinticinco y por tanto se retoma la publicación del número de vida nueva en la portada del tres mil trescientos noventa y cuatro aparece un rostro familiar el de la misionera de la consolata simona brambilla y es que en los últimos días ha estado apareciendo en medios de comunicación de todo el mundo por ser la primera mujer elegida para ocupar la máxima representación de un dicasterio vaticano lo que vendría a equivaler a un ministerio en cualquier o otro país del mundo no aquí en el podcast te estuvimos hablando de ella hace exactamente cuarenta semanas en el episodio número ciento cuarenta y siete a propósito de su nombramiento como secretario del dicasterio para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica el pasado seis de enero se hizo público que brambilla pasaría de secretaria prefecta del mismo dicasterio quedando el salesiano ángel fernández artime como propio efecto un cargo similar a la vicepresidencia qué podemos aportar que no se haya dicho ya en los medios acerca de este hecho histórico podemos acaso descubrir algo que permanece en segundo plano o encontrar un apunte que enriquezca el diálogo para averiguarlo quédate un ratito conmigo y veamos hasta dónde podemos llegar acomódate que empezamos soy josé antonio y te doy la bienvenida al centésimo octogésimo séptimo episodio el podcast de vida nueva vamos a comenzar con el contexto básico boletín oficial de la santa sede del seis de enero de dos mil veinticinco entrada ve cero cero veinte primer punto nombramiento de la prefecta y el pro prefecto del dicasterio para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica primer párrafo simona brambilla como prefecta segundo párrafo ángel fernández como pro prefecto segundo punto de la entrada renuncia del arzobispo de washington y nombramiento del cardenal mcelroy para ocupar esa responsabilidad por medio de un texto que ocuparía aproximadamente una sola cara de un folio de una cuadro el papa francisco ha puesto a funcionar la maquinaria periodística de gran parte del mundo no sólo por el tema que hoy nos ocupa sino también por el hecho de que haya nombrado como arzobispo de washington a un cardenal abiertamente desalineado con las políticas de la administración trump seguro que volvemos a retomar esta cuestión más adelante en otro episodio así que nos vamos a fijar únicamente en la mujer que desde ese día dirige el dicasterio que se encarga de coordinar y supervisar la vida religiosa de todo el planeta dicho así de forma genérica en el número tres mil trescientos cincuenta y nueve de vida nueva correspondiente a la primera semana de abril del veinticuatro simona brambilla hablaba sobre el reto de masculinizadas la iglesia desde su convencimiento de que es tiempo para invertir en una relación sana buena confiada respetuosa y reverente tier ana y vital entre el hombre y la mujer en el seno de la iglesia decía creo que se trata de una reflexión que debe ser continuada y ampliada por todos pero también que debe traducirse en una práctica eficaz que ciertamente pasa por una mayor participación de las mujeres en los diversos niveles de la vida de la iglesia una participación femenina que durante los últimos años estamos viendo acrecentarse a un ritmo más acelerado que en décadas anteriores no siempre acaparando el foco de la atención mediática ni únicamente en puestos de máxima responsabilidad en el vaticano por ejemplo han ido notando este cambio progresivo por medio de la renovación del cuerpo laboral del estado donde las estadísticas siguen ajustándose continuamente no obstante es de recibo que reconozcamos que no en todos los lugares se comparte la idea de que el futuro de la iglesia pasé por una mayor participación de las mujeres especialmente allí donde se toman decisiones a este respecto es interesante recordar lo que decía el teólogo germano canadiense greg brown casi veinticinco años después del concilio vaticano segundo me avergüenza decir que durante el concilio yo era un cerdo macho chovinista que no se dejó tocar por el movimiento de las mujeres y por eso yo sencillamente no sabía