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By Jose Brage Meditaciones diarias
1874. Ventanales de luz (EDITADA)

1874. Ventanales de luz (EDITADA)

4/27/2025 · 29:38
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Description of 1874. Ventanales de luz (EDITADA)

Meditación sobre el Evangelio del segundo domingo de Pascua o domingo de la Divina Misericordia. El Señor resucitado nos muestra sus llagas, como credenciales de su amor por nosotros. Y eso nos produce alegría. El Señor vuelve a por Tomás, ausente en la primera aparición, y enuncia su última bienaventuranza: bienaventurados los que, sin haber visto, han creído. Tu y yo.

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Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos, Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes.

Te adoro con profunda reverencia.

Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración.

Madre mía inmaculada, San José mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, intercede por mí.

Terminamos hoy la octava de Pascua con este segundo Domingo de Pascua promulgado por Juan Pablo II, por San Juan Pablo II, como el Domingo de la Divina Misericordia.

Lo hizo precisamente en el año 2000 durante la canonización de Solfaustina Kowalska, que fue como la gran apóstol de la Misericordia.

Es una historia bastante curiosa, porque esta chica murió joven, con 33 años, fue monja, como digo, pero primero sintió esa llamada, se resistió un poco, también porque sus padres no le dejaban cuando tenía 17 años, y entonces se dedicó a la vida normal, lógicamente.

Y entonces, en una fiesta, estando en una fiesta, tuvo una visión de Jesucristo.

Imagínate la escena, ¿no? Y que tuvo muchas en su vida.

Y Jesucristo le dijo ¿Hasta cuándo me harás sufrir? ¿Hasta cuándo me engañarás? Y entonces ella anota En aquel momento dejaron de sonar los alegres tonos de música.

Desapareció de mis ojos la compañía en que me encontraba.

Nos quedamos Jesús y yo.

Y entonces empieza ya, como consigue a los 25 años entrar en el convento, y comienza una vida interior impresionante, pero que pasó bastante oculto a los ojos humanos.

De hecho, ya digo, falleció con 33 años y está enterrada ahí en Cracovia, en el convento.

Y solamente 27 años después, Juan Pablo II, que era arzobispo de Cracovia, investigó, consiguió los diarios que se guardaban en el desván, se publicaron y empezó la causa de beatificación que, como digo, terminó en el año 2000.

Y ahora es una santa cuya devoción ha sido extendida por todo el mundo.

Como a veces lo oculto de Dios tiene esa fuerza universal.

Y es una primera enseñanza para nosotros, Señor, que nosotros, ocultos, bajo las murallas y las vallas de Alcor y el FET, que también se llama así, me imagino, pues nosotros podemos mandar muchísima energía, cambiar el mundo, apoyar a tantas personas porque tenemos a nuestro Señor Jesucristo con nosotros y celebramos la misa cada día.

Hoy, en el Evangelio, se cuenta el relato de Juan de la Resurrección.

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban dos discípulos en una casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos.

Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo, paz a vosotros.

Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado.

Se mostró como un Dios herido.

Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.

Tu, Señor, les enseñaste tus manos, tus manos y tu costado porque precisamente ahí estaban tus llagas.

Esas heridas radiantes de luz que acompañan al Señor ya para toda la eternidad.

El Señor ha entrado resucitado, glorioso en los cielos con las llagas para siempre. Esa es nuestra eternidad cuando estemos en el cielo, si Dios quiere, contemplando a la Virgen, a nuestro Señor, etc.

Siempre, para siempre, el Señor es un Dios llagado.

Porque esas son las credenciales de nuestro Señor Jesucristo.

Nuestro Señor Jesucristo es Aquel que nos amó tanto como para sufrir esas llagas por nosotros.

Nos hablan del amor de Jesús, del amor a la voluntad del Padre, del amor a cada uno de nosotros, de su deseo de perdón,

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