iVoox
iVoox Podcast & radio
Download app for free
By ojo de agua - ambiente educati EL LIBRO DE LAS MARAVILLAS - NATHANIEL HAWTHORNE
19 La Quimera

19 La Quimera

3/1/2025 · 52:32
0
16
0
16

Description of 19 La Quimera

El mito de cómo Belerofonde logró encontrar a colaborar con Pegaso para derrotar a una monstruosa Quimera.

Read the 19 La Quimera podcast

This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.

Por cortesía de Ojo de Agua Ambiente Educativo, os presentamos el Libro de las Maravillas de Nathaniel Hawthorne, Alba Editorial.

La quimera.

Una vez, en los tiempos antiguos, muy antiguos, porque todas las cosas extrañas que os estoy contando sucedieron mucho antes de que nadie pueda recordar, había en la maravillosa tierra de Grecia una fuente que surgía en la falda de una montaña.

Y supongo que debe estar manando aún, al cabo de tantos miles de años en el mismísimo sitio.

Sea como sea, el caso es que allí estaba la apacible fuente, derramando frescura, montaña abajo y chispeando a la dorada luz de la puesta del sol, cuando llegó junto a ella un hermoso joven llamado Belerofonte.

Llevaba en la mano una brida con incrustaciones de piedras preciosas y con bocado de oro.

Viendo junto a la fuente a un anciano, un hombre de mediana edad y un niño, y también a una jovencita que estaba llenando un cántaro, se detuvo y preguntó si podía refrescarse tomando un trago.

—Es una agua riquísima —dijo la joven, mientras enjuagaba y llenaba su cántaro, después de haber bebido en él.

—¿Tendrías la amabilidad de decirme si tiene algún nombre, esta fuente? —Sí, la llaman la fuente de Pirene —respondió la doncella, y añadió luego—.

Mi abuela me ha contado que esta clara fuente era antes una mujer hermosísima, pero cuando su hijo fue muerto bajo las flechas de Diana Cazadora, se deshizo toda en lágrimas.

De manera que el agua que has encontrado tan fresca y tan rica es el dolor del corazón de aquella pobre madre.

—Nunca hubiera soñado —dijo el joven forastero— que tan clara fuente, con su alegre fluir y brotar de las sombras a la luz, tuviera lágrimas en su seno.

—¿Y esta es Pirene? —Gracias, linda doncella, por haberme dicho su nombre.

Precisamente vengo de muy lejanas tierras buscando este sitio.

Un campesino de mediana edad que llevaba una vaca a beber de la fuente, miró fijamente al joven berelofonte y a la magnífica brida que llevaba en la mano.

—Sí que las fuentes andan escasas en tu país —observó— si vienes de tan lejos en busca de la fuente de Pirene.

Pero dime, ¿has perdido tu caballo? Veo que llevas la brida en la mano, y bien bonita es, con esa doble hilera de piedras relucientes.

Si el caballo es tan hermoso como la brida, es para compadecerte por haberte quedado sin él.

—No he perdido ningún caballo —dijo berelofonte, sonriendo—, pero voy buscando uno muy famoso, que según me han informado, los sabios sólo por aquí pueden encontrarse.

—¿Sabéis si Pegaso, el caballo con alas, sigue viniendo a la fuente de Pirene como solía hacer en tiempos de vuestros antepasados? El campechino se echó a reír.

Algunos de vosotros, amigos míos, habrá oído probablemente que este Pegaso era un caballo blanco como la nieve y con hermosas alas plateadas que pasaba la mayor parte del tiempo en la cúspide del monte Helicón.

Jamás águila alguna atravesó las nubes tan veloz, tan impetuosa en su vuelo como él por los aires.

No había nada igual en el mundo, no tenía compañero, jamás había sido montado ni guiado por un amo y en muchos y dilatados años vivió solo y feliz.

¡Qué hermoso es ser caballo con alas! Al dormir de noche, como él hacía, en la cima de una alta montaña y pasar la mayor parte del día en el aire, Pegaso apenas parecía criatura de la tierra.

Cuando se veía a gran altura sobre las cabezas de los hombres, el reflejo de sus alas plateadas se diría que pertenecía al cielo y que, habiendo descendido demasiado bajo, se había extraviado entre nieblas y vapores y buscaba el camino para volver.

Era muy bonito ver cómo se hundía en el seno lanoso de una brillante nube, perdiéndose en ella por un momento y atravesándola para salir al otro lado.

En medio de un sombrío agua acero, cuando había por todo el cielo un pavimento gris de nubes, sucedía a veces que el caballo alado bajaba a plomo a través de ellas y la luz alegre de las regiones superiores brillaba tras él.

Cierto es que un instante.

Comments of 19 La Quimera
This program does not accept anonymous comments. Sign up to comment!