
192. Ir de vocaciones y llegar al encuentro

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Durante tres días, cerca de tres mil personas se reunieron en el Congreso Nacional de Vocaciones en Madrid para reflexionar sobre el llamado a seguir a Cristo y la misión de acompañar a otros en este camino. En un contexto de disminución de vocaciones, se destacó la urgencia de promover una cultura vocacional auténtica, alejada de métodos superficiales o apresurados. La importancia de la Palabra, la Comunidad, el Sujeto y la Misión sirvió como guía para conversaciones profundas sobre el compromiso eclesial y la necesidad de un discernimiento vocacional serio y acompañado. También exploramos los desafíos actuales, como la desconexión con la sociedad y la necesidad de formar personas dispuestas a vivir su fe con humildad y responsabilidad. ¿Cómo responder en libertad a la pregunta esencial: “¿Para quién soy?”? En este episodio abordamos los momentos clave del encuentro y analizamos las distintas perspectivas que se pusieron sobre la mesa.
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Hola, ¿qué tal estás?
Bajo el lema Para Quién Soy, unos 3.000 discípulos de Jesús se dieron cita en Madrid en el Congreso
Nacional de Vocaciones organizado por la Conferencia Episcopal Española.
Tres días durante los cuales se reflexionó desde distintas perspectivas acerca de cómo
seguir las huellas de Cristo y cómo contribuir a que otras personas también las sigan.
En el episodio de hoy vamos a destacar algunos momentos clave del Congreso y trataremos de
lanzar unas miradas desde diferentes puntos de vista.
Palabra, comunidad, sujeto y misión fueron las cuatro columnas vertebrales de este encuentro
que incluyó charlas, talleres, conciertos y encuentros.
Muchos encuentros.
El Madrid Arena es un recinto acostumbrado a las voces de miles de personas.
El Congreso Nacional de Vocaciones permitió que en esta ocasión las paredes retumbaran
con la fuerza del corazón.
Quédate conmigo que empezamos.
Soy José Antonio y te doy la bienvenida al centesimo nonagésimo segundo episodio, el
Podcast de Vida Nueva.
Entre los pasados 7 y 9 de febrero, el Madrid Arena se transformó en un enjambre católico
con miles de trabajadores de la Mies yendo de aquí para allá.
Como te decía, el Congreso Nacional de Vocaciones acogió a unas 3.000 personas que se reunieron
para reflexionar y compartir cómo debería ser la pastoral vocacional de la iglesia en
España de cara al futuro.
Los 64 talleres ofrecidos en diferentes espacios y momentos se agruparon alrededor de cuatro
conceptos clave llamados itinerarios.
Palabra, Comunidad, Sujeto y Misión.
Por ejemplo, en Palabra se ubicaban las vocaciones proféticas y la vocación de San Pablo.
En Comunidad se reflexionó acerca de la parroquia y la vocación o de las peregrinaciones y
la vocación.
En Relación al Sujeto hubo talleres sobre Psicología y Vocación o sobre Discapacidad
y Vocación.
Y en el apartado de Misión se pudo disfrutar de la opción por los pobres como vocación
o la vocación en el mundo rural.
Así, hasta 64 temas distintos compartidos o moderados por diferentes personas de la
esfera católica.
Está claro que somos un pueblo soñador y vocacional.
Y Dios habla de un modo u otro, siempre habla, también habla en sueños y ahí en sueños
es donde hay que agudizar el oído porque el Dios que llama y hace soñar es el Dios
de la Historia.
La abogada María Ruiz y el psicólogo Alfonso Salgado comenzaban así la ponencia final
donde se encargaron de comunicar a modo de síntesis todo lo que el Congreso había dado
de sí, dando voz a las propias personas que habían participado en las charlas y otros
espacios o que se encontraban con ambos en el escenario, como el matrimonio formado
por Luis y María quienes compartieron lo siguiente.
Bueno, puede ser que hasta el 2015 yo estaba en el seminario y yo estaba de misión en
China, pero en la boda de unos amigos sacerdotes dijo la homilía que la vocación a matrimonio
no era algo abstracto, que era algo concreto, tenía nombre y apellidos, entonces pues mi
nombre y apellidos no había llegado.
Pues que en el año 2017 ella con su parroquia y yo con la mía fuimos a una convivencia,
nos conocimos, empezamos a hablar y hasta hoy las diez y media de la mañana seguimos
dando gracias a Dios por este regalo, nos casamos en el 2019 y el Señor no ha dejado
de bendecirnos.
Pues ese don se acoge en principio con miedo, porque creo que estamos hablando de vocación
y cuando el Señor llama entra miedo, pero ayer por ejemplo en una de las ponencias se
hablaba del miedo, pero es que a veces el miedo también es necesario y ese miedo nos
llevó a discernir, que también es una palabra que está siendo clave en este encuentro,
y a ver de la mano del Señor si esto era voluntad suya o no.
El congreso no se centró en los sueños, en castillos en el aire, sino que también
aterrizó en algunos retos que son ineludibles cuando las personas tratamos de responder
a la pregunta de ¿para quién soy?, que fue la que sirvió como lema de estos días.