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By Jose Brage Meditaciones diarias
1923. El Gran Misterio de la Santísima Trinidad

1923. El Gran Misterio de la Santísima Trinidad

6/15/2025 · 31:02
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Description of 1923. El Gran Misterio de la Santísima Trinidad

Meditación sobre el Misterio de la Santísima Trinidad, en el día que celebramos su fiesta. Consecuencias para nuestra vida.

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Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes.

Te adoro con profunda reverencia.

Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración.

Ángel de mí inmaculada, San José mi Padre y Señor, Ángel de mi guarda, intercede por mí.

Hay en el Museo del Prado un óleo pintado por un italiano que se llama Garcino, en 1636, no está normalmente expuesto, donde se representa a San Agustín escribiendo un tratado de teología a orillas del mar y a un niño señalándole un hoyo en la arena y hace alusión a aquella tradición medieval que nos ha llegado a nosotros, en la cual se cuenta que San Agustín estaba paseando por las playas allí en el norte de África y mientras estaba dándole vueltas a los misterios de Dios, especialmente a este misterio central de Dios, de cómo es Dios, que es el misterio de la Santísima Trinidad, cuya fiesta celebramos hoy, y no era capaz de entender.

Y se cuenta que se le apareció un niño por la playa, más bien vislumbró él a un niño que estaba en la arena, había hecho un pequeño agujero, como hacen los niños normalmente, y entonces iba corriendo al mar, cogía agua, la echaba en el agujero, volvía a ir al mar, le echaba agua, y le dijo San Agustín, pero ¿qué es lo que haces, criatura de Dios? Dice, pues estoy intentando vaciar el océano en este agujero que he hecho, y San Agustín le dijo, pero, es que eso no se puede hacer, porque el océano es mucho más grande que tu agujero, y se dice que el niño le contestó, pues así es de imposible para ti meter y comprender los misterios de Dios, la Santísima Trinidad, en tu cabeza, pues es una lección.

Bueno, ¿por qué cuento esto? Pues por lo que ya he dicho, porque oís la solemnidad de la Santísima Trinidad, dice el Catecismo que es el misterio central de la fe y de la vida cristiana, es el misterio de Dios en sí mismo, es pues la fuente de todos los otros misterios de la fe, es la luz que los ilumina, es Señor para nosotros como un estallido de luz que nos ciega y que, a duras penas, somos capaces de ir como descubriendo cosas ahí.

Y esto, el considerar que el misterio de la Santísima Trinidad, aun siendo para nosotros algo tan amado profundamente, porque es la explicación de cómo tú eres, Dios Nuestro, y tiene tantas consecuencias para nuestra vida, que intentaremos ver algunas, hay un punto de, se me escapa, pero ¿cómo puede ser? Pero de duda, ¿no? Y precisamente porque estamos hablando de Dios.

Por eso, ¿quiénes somos nosotros para entender a Dios? Pues nadie, hay que ser humildes, es lo primero que me gustaría decir al hablar de la Santísima Trinidad. Luego, recuerdo haber leído una anécdota en el libro de Chesterton sobre Santo Tomás, en el que dice que una vez, en una fiesta así de la High Society, se encontró a una dama inglesa que contempló la siguiente escena. La dama inglesa había cogido un librito muy finito que se llamaba La Simplicidad de Dios, escrito por Santo Tomás de Aquino.

Y entonces, claro, lo cogió aquella buena mujer pensando que, bueno, la simplicidad de Dios debe ser algo sencillo, es precisamente lo más difícil de Dios. Y entonces lo cogió, empezó a leer una página, no entendía una sola palabra, y lo tiró con desprecio encima de la mano y dijo, pues vaya, si esto es la simplicidad de Dios, ¿qué será la complejidad de Dios? Como desesperada totalmente.

Bueno, realmente, Señor, nosotros lo que podemos hacer ante tus misterios tantas veces es asombrarnos y alegrarnos de esa grandeza tuya que no cabe en nuestras cabezas. Se cuenta de San Juan de la Cruz, que fue a Baza, allí había una carmelita a la que él tenía mucho cariño, y entonces le preguntó, porque era muy santa, una persona muy humilde, pero con grandes gracias interiores, le preguntó, ¿en qué trae la oración?

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