1924. La otra mejilla (EDITADA2)

Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes.

Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, intercede por mí.

Himno compuesto por santo Tomás de Aquino en honor a la Eucaristía que se llama el adoro te devote o te adoro con devoción.

Luego lo leeremos al final pero empieza así te adoro con devoción Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A ti se somete mi corazón por completo y se rinde totalmente al contemplarte.

Si haces este rato de oración como yo tengo la suerte de poder hacer delante de Jesús en el Sagrario, es una manera estupenda estos días de comenzar diciéndole al Señor que le adoramos con devoción. Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias y que nuestro corazón se le somete y se le rinde totalmente a nuestro Señor. Y hoy en el Evangelio de la misa tenemos este pasaje del sermón de la montaña. En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos habéis oído que se dijo ojo por ojo, diente por diente.

Era como una norma moral de los antiguos y es un avance respecto a la ausencia de norma moral. Hay que entender que antiguamente si tú matabas a un miembro de mi familia yo te exterminaba a ti y a toda tu familia. Era un poco la norma si tú me robas algo de mi tierra yo arraso la tuya. Y frente a eso la ley del talión ojo por ojo y diente por diente viene a decir bueno tú me matas uno yo te mato uno, tú me robas uno yo te robo uno. Es un avance pequeño pero cierto avance en la justicia y es la ley que imperaba en tiempos de nuestro Señor Jesucristo.

Pero yo os digo nos dice Jesús como si dijera vale bien hasta ahora pero a partir de ahora como contáis con mi gracia con la gracia que yo os voy a conseguir como contáis con la acción del Espíritu Santo ya podéis hacer mucho más y podéis vivir de una manera que os va a hacer mucho más felices y entonces nos dice pero yo os digo no hagáis frente al que os agravia al contrario si uno te abofetea en la mejilla derecha preséntale la otra al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica dale también el manto. A quien te requiera para caminar una milla acompáñale a Dios. A quien te pide dale y al que te pide prestado no le rehúyas.

Imagina Señor que algunos de los que te escucharan y de los que te estaban escuchando pensaron pero esto es ser tonto si te dan poner la otra mejilla al que te pide darle el doble al que te requiere para una cosa darle tu más espontáneamente esto es de tontos. ¿Cómo vamos a hacer esto? Pero así pensamos a veces los hombres pero equivocadamente porque el Señor en este breve evangelio nos hace una llamada a la mansedumbre que es una virtud maravillosa pequeña virtud pero que no tiene la mansedumbre que es no corresponder con violencia a una violencia no vengarse no corresponder con una impertinencia a una impertinencia sino poner por encima de eso la caridad dejar pasar callar etcétera todo ese conjunto de actitudes es la virtud de la mansedumbre bueno pues la mansedumbre no tiene nada que ver con ser tontos o con carecer de empuje o con carecer de fuerza de carácter o con no tener personalidad todo lo contrario la persona mansa es una persona que tiene mucha fortaleza de carácter mucho dominio de sí y de sus pasiones para ser capaz de callar ante una ofensa y no perder los papeles no ponerse histérico gritando no pergeñar una venganza para esa persona la persona mansa la que tiene la mansedumbre es una persona que es capaz de sobrellevar una pequeña herida por un desamor de alguien por un agravio y que eso no se corresponde