
1926. La inocencia de las obras

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Meditación sobre el Evangelio del miércoles de la XI semana del Tiempo Ordinario. Jesús nos habla de la rectitud de intención a la hora de la limosna y la oración. No actuar cara a los hombres sino cara a Dios. El amor a Dios y a los demás por Él es la única intención pura. Esta rectitud de intención es la que se esconde en la bienaventuranza de los limpios de corazón, y el premio, como allí se dice, es ver a Dios. Ya en esta vida.
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Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato adoración. Madre mía inmaculada, San José mi Padre y Señor, Ángel de mi guarda, interceded por mí. Hace bastante tiempo oí contar como un hombre que trabajaba haciendo azulejos.
Un sacerdote le encargó unos azulejos de una virgen para una casa de retiros y entonces hizo cierta amistad porque este otro sacerdote era pintor antes de ser sacerdote y después sigue pintando, Don Justo Luis, Rodríguez Sánchez de Alba. Es un grandísimo pintor y bueno pues entonces enganchó mucho como artista con el otro y hicieron una amistad y entonces Don Justo Luis contaba que un día ya conocía muy bien la técnica de los azulejos y entonces aquel hombre le explicaba que tenía que pintar antes de meterlos a cocer pues con una pintura que estaba hecha de metal, era como muy pastosa, era difícil de pintar y entonces Don Justo Luis le dijo bueno y no se podría usar otra pintura que fuera más fácil y que quedara mejor y le dijo el artista riéndose como que ignorante no no no no puede ser porque si no es metal se lo lleva el fuego.
Cuando metes los azulejos ahí pues se lo lleva, solo queda lo que es metal y yo pensaba señor que es una buena imagen para tener en mente en esta meditación en la que vamos a hablar como de ese buen metal de nuestro corazón algo que perdura para siempre y que no se lo lleva no de golpe pues cuando acabe la muerte no por ejemplo que no quedará nada que quedará de la vanidad que quedará de la tontería no nada de todo eso nada que nos llevaremos al cielo lo que es verdadero metal vamos a hablar de rectitud de intención porque san josemaría decía una frase genial que es la rectitud de intención es la inocencia de las obras es el buen metal de nuestras obras la inocencia de las obras y fijaros me fijo yo también señor esa bienaventuranza que describe cómo es el corazón de Jesús y cómo quiere que sea nuestro corazón a qué tenemos que llegar con nuestra formación con nuestro plan de vida con nuestra lucha a cambiar nuestro corazón y hacerlo como el que Jesús describe en las bienaventuranzas verdad pues hay una bienaventuranza que dice así bienaventurados los limpios de corazón porque verán a Dios ver a Dios en esta vida incluso no solamente en el cielo sino aquí ver a Dios palpar a Dios no hay nada mejor y cuando nosotros pensamos o escuchamos limpios de corazón o puros de corazón a veces pensamos pues en la santa pureza y eso puede ser parte pero no es eso exactamente lo que quiere decir esta bienaventuranza la limpieza de corazón la pureza de corazón de la que tú Jesús hablas tiene que ver mucho con la rectitud de intención con la inocencia de las obras con que sea metal puro que si no se lo lleva al fuego y no sirve de nada o con la sencillez si se realiza algo para ser visto de los hombres o para agradar a nuestro señor eso es la limpieza de corazón super la pureza de corazón de tal manera que lo opuesto a esta bienaventuranza no es exactamente la impureza sino la hipocresía el actuar cara a la galería la actitud en que consiste la rectitud de intención nos la describe el señor alquilablemente en el evangelio de hoy que hemos escuchado en la misa que ya hemos celebrado esta mañana dice cuidad dice nuestro señor cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos a veces cuando nos ven nos estiramos y muchas veces pues no sé
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