1927. 56 palabras y una tonelada de Amor (EDITADA)

Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, intercede por mí. El evangelio de la misa de hoy tiene un pasaje tomado de San Mateo capítulo 6 en el Sermón de la montaña donde el Señor nos enseña a rezar.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos Cuando recéis, no uséis muchas palabras como los gentiles que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. A veces, Señor, pensamos que la oración es hacer un discurso bonito, la oración es tener como un poco de rollo que contar al Señor y no es así. La oración es tantas veces un gemido, una mirada, un decir Jesús te quiero y ya está, un mirar, un crucifijo, un mirar a la Sagrada Forma en la custodia acompañando al Señor.

No siempre, no es rollo la oración, no es hablar necesariamente. Muchas veces sí se habla. Yo ahora estoy hablando contigo, Señor, pero no hace falta usar muchas palabras. Sigue diciendo, Señor, no seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis.

Y entonces nuestro Señor ya nos ha dicho lo que no hay que hacer y ahora nos dice lo que hay que hacer. Dice vosotros orad así Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo danos hoy nuestro pan de cada día perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Son 56 palabras en las que podemos poner una tonelada de amor al rezarlas. En estas 56 palabras tu Señor me enseñas a rezar. Esa es tu oración. Así rezabas tu Padre nuestro que estás en los cielos santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino.

Es una oración entrañable porque es la oración de Jesús. ¿Cómo lo han entendido esto los cristianos? ¿Cuántos santos tienen un comentario del Padre nuestro? Santo Tomás, San Ireneo, San Cipriano, el catecismo de la iglesia tienen comentario en la sección de oración del Padre nuestro. Millones de personas a lo largo de todos los siglos la han rezado.

Lo han rezado el Padre nuestro en lo alto de las cumbres, en las trincheras de una guerra, en el hogar esperando el regreso del ser querido, en el lecho de un moribundo, en la quietud de una iglesia, en torno a la mesa familiar, entrando incluso en las cámaras de gas de Auschwitz, así lo cuenta Víctor Frank, yendo al martirio. Lo han rezado en todas las lenguas del mundo.

Si vas a Jerusalén y vas a la iglesia donde se conmemora el Padre nuestro verás que hay unos azulejos con el Padre nuestro escrito en todos los idiomas del mundo. Cuando nosotros fuimos había una de las mujeres que venía, es vasca y canta extraordinariamente y cantó el vasco en vasco que estaba ahí el azulejo el Padre nuestro en vasco y fue muy emocionante muy emocionante. Hubo alguna persona que me dijo me he emocionado mucho de ver esto y de escuchar el Padre nuestro y me acuerdo también un converso que se bautizó con 32 años que me decía me he emocionado mucho al rezar en la mesa donde fue bautizado por primera vez el Padre nuestro con todos los demás cristianos.

Lo más importante de esta oración que tú nos enseñaste Jesús es el principio Padre nuestro o sea Padre tuyo Jesús y mío es como si pusiera mi brazo sobre tus hombros y tú tu brazo sobre el mío como hermanos delante del Padre. Así rezo cada vez esta oración cada vez que digo Padre nuestro es como si Jesús pusiera su mano como mi hermano mayor sobre mis hombros y nosotros señor como un hijo a su padre con esa misma confianza