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194. Por una paz justa y no al mejor postor

194. Por una paz justa y no al mejor postor

2/28/2025 · 28:36
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El conflicto en Ucrania ha rebasado la barrera del tercer aniversario. Lo que en un principio se esperaba fuera una operación relámpago se ha transformado en una guerra persistente que ha sacudido el panorama europeo y global, poniendo de relieve el choque entre intereses políticos y económicos. Examinamos cómo la búsqueda de una solución se ve entorpecida por la falta de rendición de cuentas y la tendencia a priorizar beneficios comerciales sobre la justicia, relegando la integridad territorial y la democracia a un segundo plano. En este contexto, Rusia y Estados Unidos han mostrado especial interés en explotar los recursos naturales del país, esenciales para el desarrollo de nuevas industrias, lo que transforma la paz en un escenario de negociación transaccional. Al mismo tiempo, el compromiso inquebrantable de la Iglesia Católica se manifiesta a través del apoyo humanitario, la solidaridad y la oración, impulsando también iniciativas diplomáticas que refuerzan la importancia de una paz auténtica. Invitamos a repensar el significado de la paz, la cual debe estar fundamentada en la justicia, el respeto a los derechos humanos y la preservación de la dignidad, para evitar que los acuerdos perpetúen el sufrimiento y conviertan a los ciudadanos en meros instrumentos de lucro.

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Hola, ¿qué tal estás? Hace tres años, con el número 3261 de la revista y el podcast Trigésimo Octavo, te informábamos acerca de la ofensiva de Rusia contra Ucrania para ocupar su territorio. Más de mil días después, la situación todavía sigue sin resolverse con justicia. Ahí está la clave de la portada de Vida Nueva de esta semana.

Puede que en no demasiado tiempo nos encontremos con un escenario libre de guerra, incluso con un periodo de relativa paz. Pero si el agresor elude la responsabilidad de sus acciones, si la sangre derramada no encuentra el eco de la justicia o esta es suplantada por acuerdos comerciales, entonces será una paz injusta.

Desde una tierra lejana al conflicto, ha hecho acto de presencia el presidente norteamericano Donald Trump, cuya cosmovisión pasa por sacar rédito económico o político de cualquier situación, por llena de sufrimiento que ésta esté. Rodeado, además, por empresarios ávidos de materias primas, al estadounidense le interesa echar mano de los recursos naturales de Ucrania absolutamente esenciales para la industria de los vehículos eléctricos o la robótica. Entretanto, la Iglesia Católica no ha dejado abandonado al pueblo ucraniano, no solo en la oración, sino también sobre el terreno enviando ayuda por valor de varios millones de euros. Hoy hablaremos sobre todo ello para complementar la información que tienes en Vida Nueva. Acómodate, que empezamos.

Soy José Antonio, y te doy la bienvenida al centesimo nonagésimo cuarto episodio.

Hace un año, los obispos de la Iglesia Greco-Católica de Ucrania publicaron una carta para alentar a la gente durante el tiempo complicado, enfatizando que cualquier fuerza utilizada por Ucrania contra su enemigo debe ser usada para defender a los inocentes y vulnerables, y también que la mayor prioridad para Ucrania en el camino de finalizar la guerra es la paz justa. El arzobispo mayor de Kiev y primado de la Iglesia Greco-Católica de Ucrania, Vyacheslav Shevchuk, hablaba así hace unos días desde la Universidad de San Miguel en Toronto, Canadá, donde además ha recibido un doctorado honoris causa.

Esta cuestión, la de la paz justa, ha cobrado especial importancia desde que los Estados Unidos han asumido un papel más agresivo, reuniéndose con aquel que lanzó la ofensiva, excluyendo a quienes han apoyado al país atacado e imponiendo planes y agendas para su propio beneficio. El salesiano ucraniano Oleladniuk comparte esa misma percepción acerca de lo que implica para alguien que ha sufrido los horrores de la guerra, que ésta termine por una injerencia extranjera sin que el responsable último del sufrimiento reciba consecuencia alguna por sus actos. Dice lo siguiente.

¿Es posible la paz sin justicia? Porque este es exactamente el tipo de paz que Trump y Putin ofrecen. Toda esta historia me recuerda el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en particular a la conferencia de Múnich. Para complacer a Hitler, Europa le hizo concesiones. Al volver a Londres, Chamberlain dijo que había traído la paz, pero Churchill le replicó que venía con la guerra, pues en casos como estos los dictadores tienen cada vez más apetito. La paz sin justicia es solo un respiro de algo mucho peor.

Por desgracia, los pacifistas de hoy no entienden que están empujando al mundo hacia algo mucho peor. En caso de que no lo recuerdes, la conferencia de Múnich hace referencia a una reunión celebrada en septiembre de 1938. En ella, se produjo un acuerdo entre Alemania, Italia, Gran Bretaña y Francia para ceder a Alemania la región checoslovaca de los sudetes. Muy interesante el paralelismo que plantea el salesiano Oleg Ladnyuk, puesto que Checoslovaquia no tuvo permiso para acudir a la conferencia en la que se disgregó su propio país. En marzo de 1939, Hitler violó el acuerdo y destruyó el estado checo.

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