1961. Incluir un minihábito en tu vida (Parte 4 y final)

Muy buenos días. Creo que terminamos hoy con los mini hábitos. Lo primero que te querría decir es que el libro que yo he leído se llama mini hábitos y es de un señor llamado Stephen Gies. En este libro, para terminar ya con esto, dice que hay unas cuantas señales que muestran que algo ya es un hábito.

Vamos a repasarlas. La primera es que no hay resistencia.

Parece más fácil realizar el comportamiento que no hacerlo. Punto 2, identidad. Dice ahora te identificas con el comportamiento y te sentirás completamente al seguro, completamente seguro al decir, por ejemplo, yo camino. Cuando uno está viendo el beneficio o está maravillado, decir es que lo hago todos los días, es que lo hago todos los días. Cuando uno está con esa maravilla de hacerlo todos los días, uno puede contestar con toda su seguridad, decir es que antes no hacía nada, nada.

Prácticamente caminaba de vez en cuando, no sé qué, y ahora camino cinco minutos, diez, lo que sea que uno camine. Todos los días. Y esto pues me imagino que con el tiempo irá creciendo. Sí, sí, yo camino. ¿Quién no camina? El que no sale a caminar.

Dices, bueno, pero a lo mejor salgo una vez por semana. Si ese es tu hábito y esa es tu necesidad, entonces está bien. Aquí estamos hablando de cosas que uno necesita y quiere hacer y quiere tener ese hábito, pero no lo hace porque le cuesta mucho por, ya sabemos, por las barreras mentales que uno tiene.

Si tu objetivo es, tu necesidad es caminar una vez a la semana, ese es tu hábito. Y ahí se puede hacer el mini hábito empezando por el tiempo que sea, por el movimiento que sea, para caminar una vez a la semana.

No es que el mini hábito tenga que ser algo que se hace a diario constantemente.

Ahora suele ser porque vivimos los seres humanos de esos hábitos, pero podemos tener hábitos que sean semanales o que sean, no sé, mensuales.

La tercera señal. La primera es que no tienes apenas resistencia. La segunda es que ya te sientes parte de eso, de ese hábito. Ya es algo que está en ti y crea cierta identidad. La tercera es la acción mecánica.

Casi que realizas el comportamiento sin decidirlo.

Es como que si has tomado el hábito, el mini hábito de salir nada más levantarte por decir a caminar, simplemente vas y lo haces. Cuando haces eso es que ya es un hábito. Cuando ya ni siquiera tienes que decir, bueno, voy a hacerlo, tal.

El cuarto punto es que no te preocupas. Al principio puede que te preocupes por faltar un día o dejarlo antes de tiempo, pero cuando un comportamiento es un hábito, dice, sabes que lo seguirás siempre a menos que haya una emergencia o algo así.

Entonces te quitas la preocupación y la tensión de, no lo haré, lo voy a hacer...

El sexto, normalización. Dice, los hábitos no son emocionales.

No te emocionará decir, lo estás haciendo una vez que se convierta en un hábito.

Cuando un comportamiento se normaliza, se convierte en un hábito.

Lo que emociona es cuando consigues la primera vez no sé qué, pero cuando ya es un hábito en tu vida y piensa en los hábitos que tengas, en alguno que te haga bien, pues ya no te emocionas cada vez que lo haces. Me refiero al comportamiento en sí.

Luego, a lo mejor, si el hábito es dar abrazos a tu familia, a toda tu familia por decir algo, pues a lo mejor te emocionas y te pones a llorar, pero no es por el hábito, es por el abrazo.

El hábito se convierte en algo habitual, en algo normalizado en uno y ya está.

Fíjate, el séptimo es muy interesante. Dice, el hábito es aburrido.

Los buenos hábitos no son emocionantes. Simplemente son buenos para ti. Estarás mejor.