1962. Cuando la vida termina, ¿Quién muere?

Muy buenos días. He leído un mensaje de un oyente y me ha venido un comentario a la cabeza.

Yo siempre estoy haciendo audios en mi cabeza. Era Dani, un oyente. Me decía que había encontrado muy interesante esta idea que doy sobre la muerte y decía me lo apunto. El que cree que no se muere es el único que muere realmente. Llega el momento de la muerte, como la entendemos nosotros. Viene una persona y dice, certifica que esta persona está muerta.

Ahí hay un cuerpo. El cuerpo no ha desaparecido. Cuando decimos que alguien ha muerto, decimos que esa persona ha desaparecido, que ya no está. Pero el cuerpo está. El cuerpo decimos que ha fallecido, pero en realidad lo que ha hecho el cuerpo es parar una actividad que tenía y el cuerpo, que es materia, no va a desaparecer. Se va a transformar. Es decir, esa materia se transformará en otra cosa. El cuerpo no desaparece. El cuerpo técnicamente morir no muere, porque nosotros entendemos morir como desaparecer. El cuerpo sí para su actividad. Digamos, se desenchufa, pierde su energía.

Es como si lo desenchufásemos. Y el cuerpo pasa a disposición a una transformación material. La pregunta es, ¿quién muere? ¿Quién desaparece? Y es probable, esto yo estoy investigando, que alguien diga, pues yo, pero tú eres tu cuerpo. No, la verdad es que no. Yo soy la persona. La persona es la que ha muerto. La que desaparece es la persona. La persona de la que estamos hablando está construida a base de pensamientos. No es una realidad. Cuando dices, yo veo a esa persona, señalas el cuerpo, pero cuando muere el cuerpo, la gente dice, no, no, lo que ha muerto es la persona.

El cuerpo se ha parado y se ha transformado, pero lo que muere realmente es la persona, que es lo que somos. Y es curioso ver que la persona de la que estamos hablando se llama Álvaro. Álvaro es español. Es una palabra, una idea que yo asocio conmigo mismo y me identifico con ella. Luego puedes decir, sí, pero por ejemplo, la persona que yo soy es divertida. ¿Qué es ser divertido? Otra etiqueta, otra palabra para definir a esa persona. Entonces va sumando cosas. Ya no te cuento. Bueno, pues no sé, soy abogado, otra cosa creada por el ser humano bajo unas ideas de los seres humanos que han escrito eso, como podrían haber escrito cualquier otra cosa.

Le han puesto una etiqueta y han creado una realidad. Es como España, tienes un pasaporte, pero mañana si no hubiese abogacía, si no hubiese leyes, los seres humanos tendrían que, digamos, convivir entre ellos como se convivía antes de que no existiesen esas leyes. No es algo indispensable, igual que el dinero sí es algo que ayuda, porque si no, no lo seguiríamos utilizando, pero no es definitorio de lo que somos. Es una etiqueta más. Entonces vienes a darte cuenta de que esa persona que ha muerto es un conjunto de etiquetas, de pensamientos. Y tú dices, no, no, no, no, no, que aquí es donde viene para mí la clave.

No, no, no, no, por lo menos yo digo eso. Yo no soy ni el cuerpo, que no lo desprecio, mi querido cuerpo. Yo no soy mis etiquetas, que no desprecio ninguna, ni las positivas, ni las negativas. Representan ciertos aspectos, ideas sobre mí, cómo me ven los demás, etcétera.

Son ideas. Y si me tengo que definir, defínete como persona. Pues algunos definirían un