1964. Todos somos agentes de sensibilización (y podemos serlo en mayor medida)

Muy buenos días. Yo creo que algo está despertando, como dice Raquel. Sí, hay un movimiento entre nosotros, entre los seres humanos, que diría un movimiento más de corazón. Hay un reconocimiento del otro ser humano, hay una empatía que no había antes, hay una compasión que no había antes. La cuestión es que el miedo es muy potente y no nos han enseñado a educarlo. Caemos en una red de miedo. Y lo increíblemente paradójico de todo esto es que el miedo no está para eso. Y si pudiese hablar, el miedo diría, pero ¿por qué caes en mi red? Pero si yo estoy aquí para ayudarte.

Y todos, todos tenemos la idea de que el miedo hoy, el miedo, que no te venza el miedo, tal, como si fuese algo contra lo que luchar. Es algo que educar y entender. Que el miedo está para ayudarnos a sobrevivir. Es increíble, asombroso. Si supiésemos manejarnos con el miedo, si supiésemos educarlo, ¿qué vuelco daría a la humanidad? Si pudiésemos vivir con el miedo como una herramienta que nos avisa de peligros, que nos va a avisar de todo movimiento, pero pudiésemos seguir avanzando.

Pero no, nos bloquea, nos quedamos bloqueados en el miedo cuando empieza todo está mal, no, esto no está, es toda democracia, no funciona, necesito a alguien que me salve. ¡Qué miedo da todo! Y cuando eso nos atrapa y no juzgo a nadie mal por eso, porque entiendo lo que es, yo lo siento también, siento la potencia del miedo y estoy intentando educarle.

Y es muy potente, pero muy potente. Como tengas una idea sobre algo, sobre ti, el miedo actúa sobre esa idea como si fuese una realidad. Si tú dices yo no, yo, si tú crees por lo que sea yo no soy bueno, el miedo va a actuar todo el rato sobre esa idea que uno tiene y va a protegernos porque yo no soy bueno, tú no eres bueno, ten cuidado, tú no eres bueno para hacer esto, tú no eres buena persona, ten cuidado, ten cuidado. El miedo se toma como realidad cualquier cosa que aparezca en nuestra cabeza y nos defiende de lo que sea que creamos.

Si no observamos, si no tenemos esa capacidad de reflexión, el miedo nos va a intentar defender hasta de las cosas que necesitamos y nos hacen bien. Hoy en día necesitamos, como el agua, profundizar en una democracia, profundizar en una cultura del cariño hacia los demás. No importa si los gobiernos tienen más tendencia social o más tendencia liberal, eso es secundario totalmente, no importa en absoluto. Lo que importa es que no haya corrupción, es que haya verdad, es que las personas que llegan a los puestos de decisión sean personas sensibles, personas éticas, personas con corazón y las haya a montones.

Pero seguimos por el miedo y por nuestra inacción porque no vemos, porque no nos damos cuenta cayendo una y otra vez en las redes de los intereses de otros y en esas estamos. Esto de verdad que si lo miras de fuera, yo no sé si a ti te pasa, yo suelo dar un paso atrás y lo miro desde fuera y digo es que es increíble, es que es increíble con lo bien que podríamos estar y todo el mundo además está de acuerdo en que todo el mundo quiere una buena vida, una vida normal, justa. ¿Por qué tenemos que vivir tan arrastras y con tanto miedo y con tantas angustias y con tanta violencia? Si la mayoría no somos así, pues creemos que la vida es así.

Mientras creamos que la vida es así y que creer que la vida es así, que la violencia está ahí y que tal y que no es un resultado de cómo vivimos, es que no nos planteamos cómo vivimos, nunca nos planteamos cómo vivimos. La gente se droga raudales y queremos luchar contra las drogas pero no nos planteamos por qué hay millones de personas que se tienen que drogar para poder vivir. ¿Por qué vivimos como vivimos? No me refiero al capitalismo, al comunismo, sino algo que va más allá. ¿Por qué vivimos con la idea que vivimos, con la intención que vivimos?