1969. Salir de la cultura de los bárbaros

Muy buenos días. El otro día vi unas imágenes de una charla que dio a unos militares, el que creo que es ministro de interior, secretario de defensa o algo así, de Estados Unidos. Me pareció, por eso te hablo de ello aquí, tan ilustrativo de lo que te cuento aquí, tan ilustrativo, que dije bueno tengo que hablar de ello. Ojalá pudiese viralizar esta idea, no sé cómo.

El mundo no se separa entre personas de izquierdas y de derechas o de una religión y otra. El mundo se separa, si hay alguna verdadera separación, entre los niveles de sensibilidad de las personas. Esa es la verdadera diferencia. Las diferencias culturales son secundarias. La cuestión en la vida es que siente cada persona en cada momento.

Eso es lo que define la vida de una persona. No puedes poner toda la parafernalia alrededor, pero al final la vida de uno es lo que uno siente, porque al final es lo que experimentas en la vida y experimentamos la vida a través de lo que sentimos. Incluso lo que pensamos y nos hace sentir mal ya no es válido porque no nos podemos sentir mal más allá de que podemos soportar cierto mal sentir, pero si algo nos hace sentir mal de manera recurrente terminamos dejándolo o enfermamos. No soportamos sentirnos mal, queremos sentirnos bien. Necesitamos de manera natural sentirnos bien.

Es así de sencillo porque es como funcionamos y este hombre en su discurso lo que venía a decir es que aquí lo que importa en la vida dejémonos de tonterías, de diálogos, de cosas débiles como él considera y vayamos a aquello que es lo importante. Somos fuertes militarmente, somos los más fuertes militarmente.

Es lo que cuenta en un mundo en el que importa quién es el más fuerte militarmente. El trasfondo es que a esta persona no le importa demasiado ir a la guerra, no le importa demasiado que la gente muera. El trasfondo de todo esto es lo que siente y siente muy poco. Es que sus hechos les definen. Yo no podría hacer eso.

Cualquier persona normal no podría hacer eso. Tienes que ser una persona que siente muy poco. Entonces estamos en una situación en la que se ve claramente que hay un amplio porcentaje de la población mundial que siente. No digo que sean personas altamente sensibles en el sentido de personas sensibles con alta ética y alto corazón.

Simplemente son personas que sienten, que tienen dificultades para ver horrores a su lado, que no quieren guerra, que no quieren muerte. Son personas sensibles. Y se da la tremenda paradoja, siempre ha sido así, que personas muy insensibles llegan a gobernar a grupos amplios de personas más sensibles que sus dirigentes. Que por eso dicen otra prueba más de que las personas, el pueblo, está más avanzado que sus dirigentes. Que no tiene sentido.

Podríamos poner de dirigentes a las personas más avanzadas humanamente. Aparte de que fuesen inteligentes para las matemáticas o para la lengua o para lo que fuese, que eso es secundario. Hay mucha gente inteligente para las matemáticas. Como técnicos que te puedan ayudar se necesita en los gobiernos personas sabias, personas con una gran sensibilidad para llegar a acuerdos y solventar problemas. Es imposible porque elegimos a personas más insensibles que nosotros. Yo sólo la achaco al miedo. Nos parecen fuertes. Hoy en día el que más vocifera es el que parece más fuerte.

Entonces este hombre venía a decir claramente, me da igual quien muera, nosotros somos los fuertes y se va a acabar eso de la sensibilidad. ¿Por qué lo dice? Porque es muy malvado.