1971. La medida real de nuestro valor como seres humanos

Muy buenos días. Lo primero querría decirte que hay un montón de nombres de personas que me aportan algo de dinero, personas nuevas que lo hacen a lo mejor una vez o que lo hacen mensualmente, pero siempre que recibo un aporte, que me enviáis a lo mejor un escueto mensaje gracias por tus audios, una invitación, perdonad que ahora mismo no tengo una lista de nombres, Antonio, Ana, María, un montón de gente, pero sigo sintiendo lo mismo que el primer día y no es un alivio económico, sigue siendo como un empujón y el euro 50 no es nada, es el hecho de dar el paso, dar el paso de pagar nos cuesta un montón, pero recibo una sensación muy especial cuando alguien me pone dinero y no es por el dinero en sí, no es la cantidad, es el hecho de decir valoro lo que haces y te quiero dar un ánimo con este euro y voy a hacer el rollo de poner la tarjeta o darle al paypal o lo que sea.

Hay alguna persona que lo hace es del extranjero y no sé, realmente es por momentos a veces es conmovedor, así que muchas gracias. Muy buenos días, todos tendemos a catalogar a los demás y a las situaciones, a todo nuestra cabeza le pone etiquetas porque parece ser que le sirve a nuestro cerebro para poder manejarse mejor con la información, lo va etiquetando, esto es de esto, esto es de esto. Los seres humanos nos ponemos etiquetas, etiquetas creadas por nosotros que además van cambiando con el tiempo. Hay una etiqueta muy potente religiosa, eres de una religión o eres de otra religión que llamamos ateísmo, que también es como en el sentido de una militancia. Hay luego otra cosa muy importante que yo no sé por qué tiene tanta importancia, pero bueno, es esto, ponernos etiquetas y ser militantes de algo es, puede ser un equipo de fútbol, parece una tontería, hasta cuando los toros eran importantes uno era de un torero y yo de otro en una etiqueta.

Luego tenemos las grandes etiquetas y hay un par de identidades, una política, el que es de izquierdas, el que es de derechas o el que es que no le gusta la política y también es una militancia, no, no, yo no quiero saber de esos. Luego están las religiones, también son una etiqueta y para algunas personas es la etiqueta de su vida y dentro de las religiones tienes muchas subetiquetas y hay muchas más, etiquetas de muchas diferentes cosas. Yo nací como todos etiquetándome y etiquetando a los demás y luego identificando a los demás con sus etiquetas y juzgándoles por esas etiquetas. Ni siquiera voy a decir que no es necesario juzgar, voy a traer la etiqueta, la gran etiqueta, sigue siendo, no me estoy yendo hacia la espiritualidad, no, aquí, en este mundo, juzgando a los demás. Lo primero que tengo es que a la hora de juzgar a los demás me importa lo que digan, pero sobre todo me importa lo que hagan, cómo sean, desde dónde hagan.

Yo también, lo que uno dice, bueno, pues está muy bien, es parte de uno, pero sobre todo qué hace y desde dónde lo hace, sobre todo, no tanto cómo resultan sus acciones. Hay personas que eligen mejor y eligen el momento adecuado para hacer algo, a otras personas les cuesta más, nos cuesta más y nos metemos en más charcos y dificultades, a otras personas les cuesta menos, pero toman sus decisiones y hay que ver desde dónde las toman, qué buscaban con lo que estaban haciendo. Hay personas que te tratan muy bien, pero lo que están buscando es un bien personal suyos, conseguir algo de ti o, en general, conseguir de las personas. Esto es cuando buscamos parecer buenos, que es un nivel todavía bajito humano. Entonces yo me fijo en eso, de mí mismo y de los demás, desde dónde estoy haciendo las cosas. Esa para mí es la etiqueta real, más real.