2- FIN DEL RELOJ. LAS 3:33

¿Alguna vez te has preguntado cómo se sentiría el tiempo? ¿Si simplemente pudiera detenerse? En un pueblo peculiar, la respuesta es para siempre. Las 3 y 33. ¿Soy el único que ha soñado con una campana que resuena de la nada? En este pueblo, cada noche, todos la oyen, quieran o no, y todos se despiertan a la misma hora imposible.

Hay un pequeño pueblo escondido donde las manecillas de la torre del reloj nunca se mueven. Las 3 y 33. Siempre. Sin embargo, la vida dentro de cada mente sigue su curso, un sueño a la vez. Cada noche, la gente de este pueblo oye una campana sonar, mucho más allá de las colinas, desde un lugar que nunca está marcado en ningún mapa. Para algunos, el sonido es una advertencia.

Para otros, es una invitación amable. Algunos encuentran consuelo en ello, como una canción de cuna de otro mundo. Los sueños se convierten en sus propias campanas invisibles, haciendo eco de un tiempo que ningún reloj podría medir. Mientras el mundo se detiene afuera, adentro, todos se mueven a través de paisajes secretos formados por ese sonido lejano. Entonces una noche, la vieja torre de la campana finalmente suena. Nadie estaba allí para tirar de la cuerda, y de repente el reloj real no está en las manecillas, sino en aquello que soñamos.