#20 🦇LA MALDICIÓN DE LOS VON CARSTEIN🦇 - El Intermediario-Warhammer Fantasy [Sistema Black Sword Hack]

Un último pensamiento mientras una lanza atraviesa mi coraza de atrás adelante.

—Al final no me lo vas a contar, hermano Luzer.

—Oscuridad.

Grito.

No hay respuesta.

Me llevo la mano en mi pecho buscando una herida.

Nada.

Como la nada que rodea el camino que surge desde mi posición y se dirige a una puerta a lo lejos.

A pesar de la distancia, se puede observar que su tamaño es gigantesco.

Cinco pequeñas estatuas casi imperceptibles adornan su base.

Estoy muy cansada, pero no puedo sentarme a descansar.

Lo intento, pero no puedo.

Me pongo en camino hacia las puertas.

Por el camino oigo ruidos lejanos de batalla.

Una explosión.

Quizá el trabuco de Jasper.

Un grito inhumano seguido por el silencio.

Siento vientos de magia recorrer mi cuerpo, una presión en el pecho donde debería de haberme atravesado la lanza y una fuerza que me aleja de esa puerta.

Pero es un camino que debo de correr si quiero poder descansar.

Vuelvo a caminar.

Mi cuerpo se mueve hacia adelante, pero siento como si dos figuras me estuvieran transportando escalera abajo todo lo rápido que pueden.

Una vez más, algo me aleja de la puerta.

Esta vez he conseguido acercarme más y he podido reconocerla.

Es un jardín de amor.

Nunca había visto uno tan grande.

El hermano Luther lo dejó claro.

Allí se puede descansar.

Es un buen sitio para descansar.

Necesito recuperar energías.

Sonidos de batalla otra vez.

Tres presencias malignas y cinco almas luchando por sobrevivir me rodean.

Cinco almas como las cinco estatuas que adornan la puerta.

Miro hacia atrás buscando desandar el camino.

Me necesitan.

Pero el camino ya no está.

Y el cansancio… solo puedo seguir hacia adelante.

Descansar tras las puertas.

Mi camino me acompaña en el olor a pólvora que vuelve a llenar el ambiente mientras el fuego mágico crepita y el acero de armas y armaduras entrechocando en la nada que me rodea.

La puerta del jardín de amor es inmensa.

Hacía mucho que no me sentía tan pequeña.

Las estatuas que la protegen me resultan familiares.

Y parece que sigo en Silvania.

Y que me han vuelto a invitar a otro baile de sombras pues delante mía no hay estatuas.

Hay una noble élfica, una bella mujer de rasgos sureños, un arcabucero que viste los colores de Nun, una niña y un cazador de brujas.

¿Dónde está la matriarca? Los sonidos de batalla cesan.

Una puerta chirría al abrirse.

¿Una? No.

Dos.

La puerta del jardín se abre a la vez que chirrían los gotnes de otra gran puerta que no puedo ver.

Tres presencias malignas más y un sentimiento de desesperanza que es palpable en las cinco almas que me rodean.

Vuelvo a mirar atrás.

Sigue sin haber camino de vuelta.

Sigue sin desaparecer el cansancio.

Me comienzan a fallar las piernas.

Quiero dormir.

Debo seguir.

Camino hacia adelante ignorando esas sombras pero estas sombras se juntan cerrándome el camino.

Por ahí no freya, dice la voz de la elfa.

Si cruzas esa puerta no habrá vuelta atrás.

Y mi hijo te necesita.

Necesita saberlo.

Le miro.

Tengo que descansar.

Dejadme pasar.

Una voz femenina con un acento parecido al de Rodrigo pero sin ser exactamente igual me dice.

¿Quieres abandonarles ahora? Están luchando por ti.

¿Quieres descansar? ¿Pero el resto qué, niñata egoísta? ¿Crees que Rodrigo podrá descansar si no cumple su promesa? ¿No sabes ya bien cómo son los stalianos? Una pluma de un cuervo cae a mis pies.

Y el sonido del caos de la batalla vuelve a resonar a nuestro alrededor.

Siento que mi cuerpo es transportado una vez más pero yo sigo sin moverme.

Jasper nunca me abandonó, ¿sabes? Dice el arcabucero dando un paso al frente y cruzando su arcabuz delante de mí impidiéndome el paso.

Sin una pierna y moribundo me sacó de ese infierno y me hizo volver a nacer.

Si hizo eso por un bastardo como yo, ¿qué crees que será capaz de hacer por una hija del mismísimo Sigmar? ¿Vas a dejarle al también solo? Déjame descansar, por favor.

Freya, no es tu momento.

Ya has hecho algo nunca visto, un hermano de Sigmar y un cazador de brujas trabajando juntos mano a mano.

Si eso ha pasado, pocas cosas imposibles quedan.

Tienes que volver.

No puedo más.

Estas presencias me rodean.

Intento sacar mis martillos pero no me dejan fuerzas ni para eso.

Caigo de rodillas rodeadas por ellos.

La sensación de movimiento termina y siento calma.

Como si me hubieran depositado en un camastro.

Podré por fin descansar.

Una niña me mira frente a frente.

Tiene una muñeca en la mano.

No es hora de dormir, Freya.

Aún te queda mucho que aprender.

Ni siquiera respondo.

Es demasiado tarde para aprender.

Me dejo caer.

Rodeada por las sombras, si no puedo descansar en los Jardines de Mor descansaré aquí mismo.

Es tan buen sitio como cualquier otro.

Cierro los ojos.

¿Qué haces, niña? Una voz atronadura surge detrás de la puerta.

¿Niña? Lúcer es el único que me llama niña.

Abro los ojos.

De las puertas sale una silueta inmensa.

Parece la de la matriarca, Helga.

Un momento, esa figura no es la matriarca.

La figura cambia constantemente pero nunca deja de ser una forma vestida con distintos ropajes pero de cara irreconocible.

Pensé que era la matriarca pero ahora parece llevar un sombrero puntiagudo como los de los cazadores de bruja.

Ahora una armadura de caballero.

Y ahora recuerda la representación de Magnus el Piadoso.

Una plegaria resuena en el vacío.

Sigmar, escucha nuestras plegarias.