iVoox
iVoox Podcast & radio
Download app for free
¡ÚLTIMAS HORAS! Disfruta 1 año de Plus al 45% de dto ¡Lo quiero!
2036. Anda y haz tú lo mismo

2036. Anda y haz tú lo mismo

10/6/2025 · 20:53
0
8.8k
0
8.8k

Description of 2036. Anda y haz tú lo mismo

Meditación en el lunes de la XXVII semana del Tiempo Ordinario. El Evangelio nos presenta esa escena en la que Jesús contó la parábola del Buen samaritano para explicar a un doctor de la ley quien es el prójimo a quien debemos de amar como a nosotros mismos. Esa parábola encarna algo tan humano como la compasión y la bondadosa solicitud por cualquier ser humano necesitado, que todos hemos de vivir.

¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/874295

Read the 2036. Anda y haz tú lo mismo podcast

This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.

Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes.

Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José, mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, interceded por mí. El evangelio de hoy es una de esas páginas de oro que nos transmite Lucas y que sólo por ella ya merecería la pena su evangelio. Jesús, nuestro Señor, está dialogando con los fariseos y escribas y en eso dice el evangelio que se levantó un maestro de la ley y le preguntó para ponerlo a prueba.

Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? Él le dijo, ¿qué está escrito en la ley? ¿qué les en ella? Jesús le devuelve la pregunta y el escriba responde muy bien citando un pasaje del Deuteronomio y otro del Levítico, casi las mismas palabras que tu Señor dijiste cuando nos diste los dos mandamientos que resumen toda la ley y los profetas. El escriba respondió, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente y a tu prójimo como a ti mismo.

El Señor le dijo, has respondido correctamente, haz esto y tendrás vida.

Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo Jesús, ¿y quién es mi prójimo? Queriendo justificarse, quería quedar bien ante Jesús y ante sus compañeros los fariseos y escribas.

Y pasa por alto el amarás a Dios con todo tu corazón, alma, fuerza y mente y prefiere discutir un pequeño aspecto técnico, ¿quién es mi prójimo? Quizás como tratando de disminuir la fuerza de ese mandato con un análisis de sutilezas de la palabra prójimo porque la interpretación rabínica habitual era distinguir entre prójimo y enemigos, es decir, el prójimo era como el de mi fe, el de mi país, el de mi tribu, mi familia.

Es lo que tú mismo conocías bien, Señor, cuando nos dijiste, ¿habéis oído que se dijo amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo? Al enemigo se le podía aborrecer y esto quitaría toda fuerza al mandato porque si puedo odiar al enemigo, soy libre para considerar enemigo a cualquiera y por tanto odiarlo.

Hace poco tiempo, bueno, cierto tiempo, leí un libro de Jean-Marie-Élie Sedbon que se llama De la Kipá a la Cruz. Es un judío ultra ortodoxo que cuenta de una manera muy bonita su conversión al cristianismo, al catolicismo. Una cosa muy sobrenatural, ¿no? Pero entonces hay un párrafo que me llamó mucho la atención, decía, al hacerme cristiano aprendí a amar al otro, al otro como tal y no solamente porque sea miembro de mi comunidad.

Esto ha sido una revolución, un nuevo nacimiento interior que me ha dado una nueva forma de mirar, un corazón nuevo, unos sentimientos nuevos. Hoy soy sensible ante lo que sucede en el mundo y no sólo en el mundo judío y pido con todo mi corazón por el mundo. Rezo porque hay seres humanos que sufren en todo el mundo. Esta actitud nunca la tuve como judío, no se me educó así, no sentía necesidad de rezar más que por el pueblo judío e israel.

Así se pensaba en tiempos de nuestro Señor y quizás se sigue pensando, según explica este escritor, vamos, yo no lo sé, ¿no?, de este modo.

Pero Jesús, tú Señor que eres tan bueno, no le despides con desprecio, viendo que se está queriendo justificar, sino que lo tratas con bondadosa compasión, como haces con nosotros siempre y consciente cuando te preguntamos cosas impertinentes, ¿no?, que no entendemos. Y consciente de que palabras suaves quebrantan huesos, como dice el libro de los proverbios, le cuentas una de las parábolas más conmovedora y exigente que hay en el Evangelio. Una parábola que está llena de amable moderación y de convicción.

Empieza así, un hombre bajaba a Jerusalén, de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos

Comments of 2036. Anda y haz tú lo mismo

This program does not allow comments.
We recommend you
Go to Faith, Philosophy and Spirituality