
2037.bis. Contemplar los misterios (NUEVA)

Description of 2037.bis. Contemplar los misterios (NUEVA)
Meditación en la fiesta de Nuestra Señora del Rosario. El Evangelio que nos propone la liturgia es el de la Anunciación que, a su vez, coincide con el primer misterio gozoso del Santo Rosario. Contemplar los misterios del Rosario llena el alma de belleza, de la belleza del corazón de la Virgen. Reflexionamos sobre el modo de contemplar los misterios, y de rezar las avemarías.
¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/874295
This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.
Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia.
Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración.
Madre mía inmaculada, San José mi Padre y Señor, Ángel de mi guarda, intercede por mí.
Ya digo que hoy es el día de la Virgen del Rosario. Es una fiesta de nuestra madre que fue instituida por Pío V tras la victoria de los cristianos en la batalla de Lepanto. Inicialmente se llamaba Nuestra Señora de las Victorias, pero luego, poco tiempo después, se cambió el nombre a la Virgen del Rosario. Y León XIII, otro papa, instituyó el mes de octubre como mes del Rosario.
Por eso, Señor, en esta meditación pretendemos fijar un poco los ojos en nuestra madre y en la piedad con nuestra madre, la Virgen María. Y el Evangelio de hoy, que siempre alimenta nuestra oración, siempre debe alimentar nuestra oración. Nosotros, cuando vamos a hacer la oración, podemos tener muchas cosas en nuestro interior, muchas que nos salen, le decimos al Señor cosas y te decimos, y es una oración magnífica que hay que hacer.
Pero siempre tenemos que tener también la ilusión, o al menos con relativa frecuencia, de coger el Evangelio, el Evangelio del día, otro, y que nos sirva un poco para que el Espíritu Santo nos diga también cosas a nosotros a través del Evangelio. Y sirve mucho coger el Evangelio de la Misa. El de hoy, el de la Misa de la Virgen del Rosario, dice así.
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David. El nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo, alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel.
El ángel le dijo, no temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin. Y María dijo al ángel, cómo será eso, pues no conozco varón.
El ángel le contestó, el Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el santo que va a nacer será llamado hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada es imposible. María contestó, he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y el ángel se retiró. Me imagino que muy contento de cómo había ido ese encargo trascendental del Señor.
Bueno, esta página del Evangelio de San Lucas, pues tan maravilloso, es en realidad una escena de la vida de la Virgen que contemplamos en el primer misterio del Rosario. El primer misterio de los misterios gozosos es la encarnación del Señor o la Anunciación. Y al contemplarla Señor, al leer esta página y meditarla y darle vueltas o contemplar la escena cerrando los ojos, se nos llena el alma de luz.
Se nos queda como una sonrisa que sube inmediatamente a los labios. Vemos a María en su vida normal, en Nazaret, una muchachita en su casa, ajena a todo orgullo, a toda arrogancia, a toda prepotencia. Alguien que con los cánones humanos no contaba para nada. Una chica más y vemos al ángel que entra en su presencia y se admira de su belleza, de su belleza física pero sobre todo de su belleza moral.

















Comments of 2037.bis. Contemplar los misterios (NUEVA)