iVoox
iVoox Podcast & radio
Download app for free
Disfruta 1 año de Plus al 45% de dto ¡Lo quiero!
2038. Al tiempo de la oración (EDITADA3)

2038. Al tiempo de la oración (EDITADA3)

10/8/2025 · 21:44
0
7.7k
0
7.7k

Description of 2038. Al tiempo de la oración (EDITADA3)

Meditación sobre el Evangelio del miércoles de la XXVII semana del Tiempo Ordinario. Un discípulo pide al Señor: "Enséñanos a orar". Y Jesús responde con la oración del Padrenuestro. También nosotros le pedimos que nos enseñe a orar, sirviéndonos de sus palabras y del evangelio, y de las enseñanzas de los santos.

¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/874295

Read the 2038. Al tiempo de la oración (EDITADA3) podcast

This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José, mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, intercede por mí. Vamos a hacer nuestra oración como siempre, fijándonos en el Evangelio del día, o como casi siempre.

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, dice Lucas, nosotros Señor, ahora podemos imaginarnos la escena.

Podemos contemplar tu rostro iluminado por la luz del atardecer, recortado sobre el horizonte, en lo alto de una peña, o quizás bañado por la luz de plata de la luna llena, en esas noches que pasabas en oración en lo alto del monte.

Los discípulos te observan con interés, para ellos ya es demasiado tiempo, no saben que más rezar, pero al mismo tiempo te ven sonreír, te ven llorar, te ven, te ven en un encuentro personalísimo con tu Padre Dios y se despierta en ellos un deseo. Y uno de los apóstoles, el más impulsivo, quizás fuera Tomás, dice voy a preguntarle al Señor, y los otros le dicen, calla hombre, espérate, espérate a que termine. Cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo, Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos, que es como decirte, Señor, no seas menos que Juan.

Si Juan, que no era más que un hombre, nos enseñó a rezar, ¿por qué no nos enseñas tú que rezas de esa manera fascinante? Señor, queremos, se lo decimos ahora a Jesús, Señor, yo quiero orar al Padre como tú, con esa alegría, mi alma se regocija, te doy gracias Padre, con esa intensidad, con esa certeza de estar en su presencia, con ese amor y abandono absoluto que tú tenías en sus manos, con ese agradecimiento total, con ese deseo fortísimo de que se cumpla su voluntad, la voluntad del Padre.

Tantas y tantas oraciones que aparecen en los evangelios en los que tú te muestras así, Señor, enséñanos a orar. Él les dijo, a los apóstoles y a nosotros ahora, cuando oréis, decid, Padre, hay otra versión de este pasaje que nos trae Mateo, pero aquí no dice más que esta palabra, Padre. Lo primero en toda oración es la conciencia clarísima de ser hijos.

Nuestra oración es la oración de los hijos y esto simplifica tanto las cosas. No hace falta decir cosas bonitas, no importa pedir continuamente, nosotros somos hijos pequeños, niños pequeños delante de nuestro Padre Dios. Es lo que nos dices tú, Señor, cuando oréis, decid, Padre, lo primero que nos dices, esa es tu primera enseñanza.

Y sigue diciendo Jesús, Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino.

En Lucas falta esa otra frase de hágase tu voluntad, esa otra petición, así en la tierra como en el cielo. Solamente aparecen estas dos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, que son dos deseos de hijo.

Que el nombre de mi Padre sea santificado, respetado y que si hagan las cosas como Él quiere, venga tu reino. Y entonces, Señor, pasas al plural y empiezas con esas otras peticiones más cercanas a nosotros. Santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano. Es muy bonito como tú nos enseñas a rezar, no por el pan de los próximos tres años o 30 meses o esta semana, no nos invitas a pedirte que nos llenes la despensa, no, no, no, no, sino que nos invitas a pedir, danos cada día nuestro pan cotidiano, cada día cotidiano, o sea, lo que necesitamos para hoy. Ayúdanos a vivir desprendidos y confiando en ti, Señor, porque si nos dieras todo lo que necesitamos, pensaríamos que tenemos asegurado nuestro futuro y no recurriríamos a ti. Por eso, danos cada día nuestro pan cotidiano. En la oración tantas veces hemos de pedir al Señor y hemos de rezar al Señor.

Comments of 2038. Al tiempo de la oración (EDITADA3)

This program does not allow comments.
We recommend you
Go to Faith, Philosophy and Spirituality