2050. Menos es más

Por la señal de la santa cruz de nuestros enemigos libranos Señor Dios nuestro en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia.

Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración.

Madre mía inmaculada, San José mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, intercede por mí.

El título de esta meditación es una frase del arquitecto Mies van der Rohe.

Menos es más, eso es la frase que dio origen pues al minimalismo, a esa pureza y limpieza de líneas, colores neutros, formas geométricas puras, materiales lisos, etcétera, que es típico pues de la arquitectura minimalista, pero que a la vez logran un entorno, un espacio pues enormemente confortable, con muy poco. Bueno, el desprendimiento, la pobreza de espíritu es libertad.

Esa es la tesis Señor de esta meditación. Menos es más. Recuerdo haber leído a Enrique García Máikez una historia que dice, es como un apunte biográfico, dice, el año pasado los reyes me visitaron en sueños. No es un recurso literario, advierto, me visitaron de veras. Soñé que Melchor me traía un cofre muy pesado con enorme esfuerzo y que lo depositaba con una reverencia en mis manos.

Cuando lo abrí contenía una lista larguísima de cosas que no recuerdo, pero muchísimas y junto a cada una esta seca acotación. No lo necesitas, no lo necesitas. A medida que leía el cofre pesaba menos y menos hasta que era una pompa de jabón que con el destello de un guiño pícaro hizo plof y desapareció. Fue un alivio y una alegría y una liberación.

Menos es más. El desprendimiento facilita la actitud de aventura en el alma, es decir, la capacidad de vivir de verdad, de disfrutar de la vida y sobre todo de amar. Elimina este desprendimiento, esta pobreza de espíritu, de corazón, muchas preocupaciones superfluas y nos permite centrarnos en lo esencial, en amar. Porque la verdadera medida de un hombre no es su riqueza sino su personalidad. San Juan Pablo II en aquella ocasión memorable de los años 80 en el Bernabéu decía a los jóvenes de España, lo importante no es tener sino ser.

No es tener sino ser. Menos es más. Y yo diría señor que incluso un poco de escasez, un poco de pobreza real nos ayuda a construir nuestra personalidad. Es verdad que un exceso puede como fracturarnos y necesitamos un mínimo pues para poder vivir, alimentarnos, un techo donde cobijarnos, ropa con que vestirnos, pero notar un poco de escasez es hasta bueno. Virgilio en sus geórgicas decía el trabajo agotador y las urgentes necesidades de la más dura pobreza, eso puede conquistarlo todo.

Porque nos hace fuertes también por dentro. Recuerdo haber oído a una persona a la que quiero mucho pues comentar de su matrimonio, ya es una persona pues con años, con bastantes nietos, pues esta madre de familia decía nosotros, de familia numerosa, decía mira nosotros, refiriéndose a su marido y ella cuando se casaron muy jóvenes, pues nosotros éramos un poco insensatos. Confiábamos en que sí en la vida habría dificultades pero las superaríamos aunque no teníamos de nada y así ha sido.

Fuimos y somos felices e indudablemente tuvieron que pasar muchas dificultades pero lo hicieron, han vivido, han vivido. Todas estas ideas señor me venían a la cabeza al leer el evangelio de hoy. Que dice así, en aquel tiempo dijo uno de entre la gente a Jesús, maestro dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. Él le dijo, hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros? Y les dijo, aquí viene la enseñanza ¿no? Mirad, guardaos de toda clase de codicia