21-04-2025 ¡Alegría en el body! - 10 Minutos con Jesús

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración.

Madre mía inmaculada, San José, mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.

¡Feliz Pascua, salaos! ¡Qué alegría, alegría en el cuerpo! ¡Qué maravilla! ¡Cristo está vivo! Me lo creo, sí, Jesús, me lo creo. ¡Cristo está vivo! Hoy me lo dices tú, Jesús, sales al encuentro de las mujeres. ¡Y ole, ole, ole, alegría! Y no sé, a lo mejor, Señor, te apareciste ahí tocando las palmas y dando como media vuertecilla. ¡Chiquillas, que estoy vivo! ¡Alegría, alegría! Bueno, a ver, perdona, a lo mejor te ha vasallado demasiado con tanta alegría, tanto andalusismo y no sé cuánto. Tú míralo como quiera, pero no sé, a lo mejor tú te lo imaginas de otra manera. Yo me atengo al texto, ¿eh? De pronto Jesús les salió al encuentro y les dijo, ¡alegraos! Ellas se acercaron y le abrazaron los pies y se postraron ante él.

Y hay cierta emoción, ¿no? Hombre, a ver, si me lo narra como si fuera el informativo de las seis de la mañana de Radio Nacional de España, Todo Noticias, noticia de última hora, Jesús ha salido al encuentro y ha dicho, ¡alegraos! Las mujeres posteriormente han comenzado un acercamiento paulatino y barajan la opción de iniciar maniobras de aproximación corporal. Les mantendremos informados. Pues vale, pues bueno, pues mejor que siga acostado, querido locutor. ¡Qué tontería! ¡Cómo me encantaría que tú, Jesús, salieras a mi encuentro! ¡Como las mujeres! ¡De verdad, qué alegría me darías! Pues esto es real y es así siempre. En unos días celebraremos la ascensión, pero ahora, en estos días, vamos a ver cómo nuestro Señor se va apareciendo a distintas personas. Tú, Jesús, vas apareciéndote en persona.

Pero tras la ascensión ya no le hará falta, no te hará falta, Jesús, que te aparezcas más, porque tú mismo nos lo dices. Yo estaré contigo hasta el fin de los tiempos. Es que Cristo se te hace presente, está presente en ti siempre, y no solo en apariciones. No voy a volver a hablar de apariciones, como la que casi tuve hace unos días, que ya te conté en el audio anterior. Pero bueno, podríamos entrar ahora en la Santa Misa, que no es ninguna aparición ni nada, pero es la presencia física sacramental de Cristo en tu alma. Pero tú eres asiento de Dios, templo de la Santísima Trinidad. Cristo ha decidido, después de la ascensión, permanecer en ti, en su espíritu. Cristo habita en ti con su espíritu.

Lo sientas, lo recuerdes, te des cuenta, o estés más despistado que un pulpo en una cacharrería con un buen árbol que le cobija, o como se diga el refrán ese, yo qué sé, el maestro, en estas comparaciones, ya sabes quién es, mi vecino inglés. A ver chicos, pues, más despistado que una vaca en un campo de cp artificial. No te esfuerces en buscar a Cristo fuera. Quiero Jesús que estos días te viva más. Quiero decirte, Jesús, que creo que estás tú vivo en mí, que tomes posesión de mí, que hagas conmigo lo que quieras. Te doy mis ojos para que seas tú el que mire a través de mí. Te doy mi corazón para que sea el tuyo el que lata en mí, el que quiera en mí a los demás. Te doy mis pensamientos para que sean los tuyos. Te doy mi lengua para que hables tú, mis manos, mis pies para que me dirija, para que haga lo que tú harías.

De verdad, creer esto es una decisión. Primero un deseo, después una petición, luego una decisión y una acción. Y de nuevo, sientas o no, te olvides o no, Él lo hace, Él está, Él vive en ti. Tú mi Dios vives, tú mi Dios haces, tú mi Dios amas. Tú obras en mí, tú amas en mí. Tú no te despistas, aunque yo sí me despiste. Tú sientes, me sientes, aunque yo no sienta. Tú rezas horas en mí, a través de mí, aunque yo no reze. Tienes que proponértelo, querido, escucha.