214. Una charla entre amigas. Con Ana Albiol.

Ana Albiol. Hola. ¿Tú cómo te presentarías a ti misma? Ana Albiol. Sí, ¿tú cómo te
presentarías a ti misma? Yo como una bonica incansable. Una bonica incansable. Algo más
aparte de ser una bonica incansable? Una buscadora eterna de la coherencia, eterna
aprendedora de todo. Aprendiz de todo. Y un amor con patas, un corazón con patas.
Esto es algo que nunca digo de mí y, tía, es que soy eso.
Pues hola, muy buenas y bienvenidos, bienvenidas, bienvenides a Jefa de tu Vida, el podcast
de Charuca. ¿Es real? Sí, claro. A ver, pero ¿cómo es posible que después de seis
años con este podcast y tú has vendido mi podcast antes? ¿Cómo es posible que todavía
os pille por sorpresa? No lo puedo entender. Pues espera un momento que voy a acercar la
silla. No lo puedo entender. Te habla Charo Vargas y en este podcast, además de pasarlo
bien, te damos recursos e inspiración para que te conviertas en la jefa de tu vida. Hoy
esta voz la habéis reconocido ya, ¿no, jefas? Me acompaña nuestra queridísima Ana Albiol,
buscadora eterna de la coherencia y eterna aprendiz de todo. Y, además de todo eso,
un corazón con patas. Ana Albiol, bienvenida a tu cocina.
Muchísimas gracias. Me hace muchísima gracia. Estoy drogada. Charo me acaba de drogar y por
eso esta risa que no se ve. Charo le acaba de drogar. No te voy a decir que te presentes
para quien no te conozca. Sí te voy a decir que expliques esto de que te acabo de drogar
a ver si va a venir la brigada antivicio aquí a detenerme a mi cocina.
A mi cocina. A tu cocina.
Estamos en mi cocina. Bueno, acabamos de hacer una sesión de breathwork. Hace 10 minutos
que hemos terminado y yo llevo un pelotazo que no puedo conmigo. Es que estoy totalmente
volada. Nunca había hecho un podcast bajo los efectos de...
Tu propia respiración. Sí.
Nunca habías comunicado bajo los efectos de tu prana.
No. Espectacular. O sea, es que estoy espectacular. Es que estoy como... Venga, vamos a empezar.
Palabras textuales. Ana ha dicho... Madre mía, si parece esto. ¿Te quedas tan a gusto
como cuando acabas de tener un bonito encuentro sexual con otra persona?
Un orgasmo he dicho. ¡Un orgasmo!
Sí, es que tengo la misma sensación. Cuando tienes un orgasmo que se te queda el cuerpo
relajado y te dan como... A mí me dan como minispasmos los músculos. Siento exactamente
lo mismo.
Ese momento post-orgasmo en el que todo te da igual pero a lo bien.
Sí, sí, sí. Y sobre todo es el sentimiento, o sea, la sensación del cuerpo de que te
suben los minispasmos. Uf, estoy encantada.
Pues ¿cómo estás, Ana? Cuéntanos que hace mucho tiempo que no venías por aquí. Cuéntanos
cómo estás.
Pues muy bien, la verdad. Encantada de estar contigo otra vez. Me gustaba lo que contábamos
en la comida, ¿no? Me gusta mucho esas relaciones que pasa el tiempo, pasan los años y de
repente estás comiendo un día como estábamos tú y yo ahora y te miras y dices, no me acuerdo
cuándo te conocí, no sé cuántos años hace, pero muchos. Hemos tenido nuestras idas,
nuestras venidas, subidas, bajadas. Hemos estado años sin saber la una de la otra y
de repente lo inevitable es que seguimos comiendo aquí como si no hubiera pasado el tiempo ocho
años después. Me encantan las relaciones inevitables.
Sí, vamos apareciendo y desapareciendo una de la vida de otra cuando tenemos que traer
información, herramientas, cuando tiene que pasar algo.
Sí, es impresionante.
Es impresionante. O cuando tenemos que compartir parte del camino y apoyarnos la una en la otra
porque hemos descubierto que somos lo mismo.
Somos lo mismo. O sea, esto fue un shock. Esto fue un shock de este año, ¿no? Sí.
¿En qué estás? Hace, mira, yo creo que la última vez que pasaste por jefa de tu
vida debió ser pospandémico. Podía ser dos mil veintidós, veintitrés. Y ahora estás
en Madrid. Cuéntanos. Creo que cuando grabamos, tú estabas en Lanzarote, que vimos así por
la cámara un poquito tu casita. Y ahora estás aquí en Madrid. Cuéntanos este nuevo cambio.
Cierto, cierto. De hecho, cuando estaba haciendo el BreadWorks, digo, a ver, el primer podcast
que hicimos tú y yo, ¿dónde estaba?
En Valencia.
Estaba en Valencia.
Ana sin labios rojos.
Exacto.
Se me comió el almacén.
Exacto.