#22 J. D. Salinger | Grandes Infelices. Luces y sombras de grandes novelistas

Imaginad una novela con esta trama un joven norteamericano tiene un gran objetivo en la vida alcanzar el éxito como escritor y lo consigue a la primera con su primera novela cuando apenas sobrepasa la treintena pero creéis que lograr lo que ansiaba será suficiente para hacerlo feliz y si os digo que nada más llegar al éxito lo que haces escapar de él y ocultarse en una casa en una colina a veces los escritores tienen vidas de novela y no siempre de las felices hola soy javier peña y estos grandes infelices un podcast de blackie books en el que os hablaremos de las vidas peculiares de algunos escritores en el episodio de hoy os vamos a contar la historia de jerome david salinger y el guardián entre el centeno año dos mil diez el veintisiete de enero de dos mil diez falleció a los noventa y uno años el más huraño de los mil seiscientos cuarenta habitantes de cornish un pueblecito de new hampshire un día un grupo de adolescentes había querido gastarle una broma a aquel hombre huraño para llegar a la casa en la que vivía sobre una colina habían tenido que cruzar primero sobre un arroyo que rebosaba de agua luego sortearon varios kilómetros de curvas por un camino de tierra y por último ascendieron un tramo mhm muy empinado como quien se acerca al nido de un pájaro que busca protección contra los depredadores los adolescentes habían embadurnado de ketchup a uno de ellos para que pareciese que sangraba y al pasar por delante de la casa por delante del nido del pájaro abrieron la puerta trasera de su coche y arrojaron al chaval frente a la berja el chico comenzó a aullar como si sufriese un gran dolor el hombre huraño asomó al otro lado de la ventana miró para el chaval que cubierto de un líquido rojo gritaba desde el suelo lo observó durante un par de segundos y luego sin cambiar el gesto cerró la persiana un tiempo después el new york post envió un par de fotógrafos a cornish en busca de ese hombre esquivo pasaron varios días al acecho sin suerte hasta que por fin se cruzaron con él por casualidad cuando salía de la oficina de correos al verlo tuvieron claro que era él se parecía mucho a su personaje más famoso que con dieciseis años ya tenía los dos rasgos más destacados de aquel anciano la estatura y una mata brillante de pelo canoso mide un metro noventa y tengo un montón de canas de verdad todo un lado de la cabeza el derecho lo tengo lleno de millones de pelos grises el hombre le dijo muy serio a los fotógrafos que no deseaba ninguna entrevista su severidad los desactivo y se marcharon pero a los pocos días regresaron y se toparon con él el a la salida de un supermercado sin mediar palabra uno de los fotógrafos comenzó a disparar su cámara desde fuera del coche mientras el otro lo hacían el asiento del conductor el hombre confuso e irritado lanzó el carrito de la compra del fotógrafo que estaba de pie y luego se dirigió al que estaba en el coche y le dio un puñetazo cuando dobló el brazo para golpearlo de nuevo el fotógrafo lo inmortalizó aún hoy si probáis a buscar en las imágenes de google el nombre del hombre esa fotografía llena de furia os aparecerá entre los primeros resultados luego el hombre se llevó las manos a la cara y trato de regresar a su jeep los fotógrafos siguieron disparando sus cámaras sin parar mientras los clientes del supermercado se apiadan de él dejadlo en paz por qué hacéis esto gritaron a uno de los fotógrafos lo único que se le ocurrió decir fue es que es un asesino con dictó no era ningún asesino a estas alturas creo que ninguno de vosotros duda de que el hombre del que hablo es dieron david salinger el autor de una de las novelas más famosas del siglo veinte el guardián entre el centeno la pregunta que trataremos de responder en este capítulo es como llegó uno de los autores más famosos del mundo a vivir oculto como un pájaro que escapa de sus depredadores quizás no sea tan sorprendente si leemos con atención lo que escribió en el guardián entre el centeno cuando tenía treinta y dos años y vivía en nueva york odio vivir en nueva york odio los taxis y los autobuses de madison a venir con esos conductores que siempre te están gritando que te bajes por la puerta de atrás y odio subir y bajar siempre en ascensor y odio a los tipos que me arreglan los pantalones en brooks oye qué te parece si nos fuéramos de aquí te diré lo que se me ha ocurrido tengo una amigo que nos prestaría un coche un par de semanas íbamos al mismo colegio y todavía me debe diez dólares