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23-06-2025 Espejito, espejito...- 10 Minutos con Jesús

23-06-2025 Espejito, espejito...- 10 Minutos con Jesús

6/23/2025 · 11:20
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Description of 23-06-2025 Espejito, espejito...- 10 Minutos con Jesús

** Ponte en presencia de Dios. Trata de hablar con Él.
** 10 minutos son 10 minutos aunque te puedas distraer. Llega hasta el final.
** Sé constante. El Espíritu Santo actúa “a fuego lento” y requiere constancia.

Audios de 10 minutos que te ayudan a rezar.
Un pasaje del Evangelio, una idea, una anécdota y un sacerdote que te habla y habla al Señor invitándote a compartir tu intimidad con Dios.
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Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes, te adoro con profunda reverencia, te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto esta herrata oración.

Madre mía inmaculada, San José, mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos, No juzguéis, para que no seáis juzgados, que seréis juzgados como juzguéis vosotros, y la medida que uséis la usarán con vosotros.

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? Como puedes decirle a tu hermano, déjame que te saque la mota del ojo, teniendo una viga en el tuyo.

Hipócrita, sácate primero la viga del ojo, entonces verás claro, y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.

Este es el evangelio que se lee en la misa de hoy.

Señor, qué gráfico eres poniendo ejemplos.

Realmente lo has dejado claro.

A veces, Señor, tenemos esas vigas en los ojos que nos impiden ver la realidad tal y como es.

Somos un poco ciegos a la realidad.

Seguramente conozcas ese dicho popular, ¿verdad? No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Y a veces nos miramos a nosotros mismos y no queremos ver nuestra realidad.

No sé por qué, pero la primera vez hace unos días, cuando leía este evangelio, pensando un poco cómo preparar estos 10 minutos de conversación con el Señor, pues no sé por qué, al leer estas palabras del Señor, de la viga, de la mota, del ojo, me acordaba de eso de Blancanieves, espejito, espejito mágico.

No hay ninguna forma de decir, Señor, es verdad.

A veces nos miramos al espejo y queremos que el espejo nos muestre sólo una parte de la realidad.

Incluso algo que es un deseo, que no es la verdad.

Algo que nos ciega para todo lo demás.

Espejito, espejito mágico.

Quién es la más bella del reino, ¿verdad? Como esa madrastra malvada de ahí, del cuento.

Hay espejos que sí, que sólo nos muestran eso, que nos muestran a la realidad deformada.

Esos espejos cóncavos o convexos, esos espejos, a lo mejor, del parque de atracciones o de las ferias, que nos muestran gordos, flacos, muy altos, muy bajos, deformes, en definitiva.

No nos muestran la realidad de las cosas.

Hay espejos que sólo nos muestran lo que queremos ver y no lo que somos.

Y estamos cegados, tenemos también esa viga que nos impide ver claro.

Señor, te pido esa gracia, ese don de tu espíritu.

Mirarme con sinceridad, con realismo.

Y no hay mayor realismo, no hay mayor sinceridad que mirarnos, Señor, como nos miras tú.

Nuestra mayor realidad es la que tú, que nos has creado y que nos amas con locura.

Nuestra mayor realidad es la que tú nos muestras.

Señor, que me mires así, con realismo, con tus ojos.

Nosotros, los cristianos, tenemos muchos medios para esto.

En primer lugar, pedirlo, como acabamos de hacer.

Señor, te pido eso, que me sepa mirar con realismo, con sinceridad, que no tenga vigas en los ojos, que me sepa mirar como me miras tú.

Y también tenemos otros medios que nos pueden servir para esto.

Uno de ellos es algo que hemos aprendido desde pequeñitos, porque es el primer paso para hacer una buena confesión.

Te acuerdas, ¿verdad? Efectivamente, ese primer paso es el examen de conciencia.

El examen de conciencia es una ayuda para mirarnos bien en el espejo de nuestra alma.

Y mirarnos de forma que el espejo nos enseñe todo lo que nos tiene que enseñar, no solo una parte, no solo quién es la más guapa del reino.

No, el examen de conciencia bien hecho nos enseña realmente cómo nos mira Dios.

Desde pequeños te decía, pues sabemos que es el primer paso para confesarnos bien, ¿verdad? Pero pasa el tiempo, nos vamos conociendo, sabemos dónde fallamos y quizás pensemos que no nos hace falta un examen de conciencia muy profundo, ¿verdad? Sobre todo cuando vamos a confesarnos, porque siempre nos confesamos más o menos de lo mismo.

Paréntesis, si eres de esos, que siempre te confiesas más o menos de lo mismo, ¡enhorabuena! Vas bien.

Imagínate que cada vez que fueras a confesarte, te confesaras de cosas distintas.

Lo digo para prevenir posibles desánimos, que a veces el demonio juega eso.

Cerramos paréntesis.

El caso es eso, ¿verdad? Que pasa el tiempo y a veces nuestro examen de conciencia previo a la confesión se puede resumir en 4 o 5 ideas un poquito más o menos generales, todas ellas ciertas, ¿verdad? Pero no sabe a poco.

No aprovechamos toda la potencialidad.

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