239. La excusa más peligrosa que usamos sin darnos cuenta

Este post se lo dedica a un buen amigo. Te quejas de tu vida y me dices, es que yo soy así. No, no es verdad. Tú no eres así.

Antes de comenzar el episodio de hoy, quiero compartir algo contigo.

Si estás aquí, probablemente es porque llevas tiempo buscando respuestas.

Has leído libros, has hecho cursos, has intentado cambiar, sigues podcasts...

Y puede ser que tengas la sensación de que no sales del bucleo que cuesta avanzar o cambiar.

Y es que sí, a veces parece que vivimos en un bucleo y eso hace que la vida se sienta plana, sin ilusión, como si fuéramos espectadores de nuestra propia historia.

Quizás incluso pensemos que es tarde a veces, para una misma o para uno mismo.

Por eso, junto a mi equipo hemos creado la Experiencia de Transformación Vital.

Un evento de tres días, online, 14, 15 y 16 de octubre, para poderte acompañar a pasar del simple cambio a una verdadera transformación.

Va a ser un espacio en el que comprenderás por qué, aunque a veces lo entendamos todo mentalmente, nos cuesta avanzar.

Y descubrirás qué pasos concretos puedes empezar a dar hoy sin esperar el momento perfecto.

Podrás vivir esta experiencia desde cualquier lugar del mundo, ya que será en línea, online.

Solo necesitas acceso a internet.

Y si no pudieras asistir en directo, no pasa nada, porque recibirás las grabaciones para que no te pierdas nada.

En la descripción de este vídeo encontrarás el enlace para inscribirte y participar.

Quizá esta sea la señal que estabas esperando y será un placer que nos acompañes.

Y ahora sí, continuamos con el episodio.

Tú decides en cada momento lo que eres, lo que quieres ser y, eventualmente, lo que puedes ser.

Pero la frase «yo soy así» parece una declaración de identidad, algo inamovible, casi un destino escrito en piedra.

Pero no lo es. Tú no eres así.

Tú decides, consciente o inconscientemente, lo que eres a través de tus acciones, decisiones y actitudes.

Pero incluso lo que es inconsciente lo podemos ir llevando a la consciencia, aunque cueste.

Cada día, en cada momento, tienes el poder de elegir quién quieres ser.

Si no estás satisfecho con lo que eres o con tu vida, no es porque eres así, sino porque estás eligiendo no transformarte, no cambiar.

Y seamos claros, el cambio no tiene que ver con el miedo, sino con algo más profundo.

La pereza, la comodidad y, en muchos casos, la inmadurez de buscar excusas fáciles.

Porque, en realidad, tú decides lo que haces y lo que haces te define.

No somos lo que pensamos ni lo que decimos que queremos ser.

Somos lo que hacemos, punto.

Cada acción que tomas, cada hábito que mantienes, cada decisión que pospones, está construyendo lo que eres tu identidad.

Porque, en realidad, la realidad, valga la redundancia, es acción.

La vida no es declaraciones ni intenciones. La vida se construye con acciones.

Y si te encuentras atrapado en un ciclo de insatisfacción que parece larguísimo, pregúntate, ¿estoy haciendo algo para cambiarlo? Porque la realidad es esta.

Si no estás haciendo nada diferente, obviamente no puedes esperar resultados diferentes, como decía Einstein.

Por ejemplo, ¿es que soy desorganizado? No, simplemente estás eligiendo no dedicar tiempo a organizarte.

¿Es que soy impaciente? No, la impaciencia no es una condición permanente.

Es el resultado de no trabajar tu autocontrol.

¿Es que no tengo suerte? Bueno, tal vez no estás tomando las decisiones o acciones necesarias para crear tus propias oportunidades.

Yo no digo que no podamos tener rachas de mucha mala suerte, claro que sí.

Pero el poder de cambiar está en nuestras manos.

Evidentemente requiere esfuerzo.

Y ese esfuerzo es lo que muchas veces evitamos.

Porque la pereza y la comodidad son los verdaderos obstáculos.

El miedo al cambio existe, pero rara vez es lo que realmente nos detiene.

Lo que suele dominar es la pereza y la comodidad, o la inercia.

Cambiar implica esfuerzo, romper rutinas y enfrentarnos a lo desconocido.

Es mucho más fácil quedarnos donde estamos, incluso si no nos gusta, que asumir la temporal incomodidad del cambio.

Nos aferramos a la inercia.

Seguimos haciendo lo mismo porque es lo que conocemos, porque es lo fácil.

Pero esa comodidad tiene un precio.

La frustración de no avanzar, de no crecer, de no construir una vida deseada.

La excusa de yo soy así es un síntoma de inmadurez emocional.

Cuando decimos yo soy así y culpamos a otros o a las circunstancias, estamos actuando como niños.

Es una forma de evitar la responsabilidad de señalar con el dedo y decir, no es mi culpa, es culpa de los demás.

Pero esta actitud, aunque aparentemente cómoda, es profundamente inmadura y tiene precios muy altos.

Es la postura de un adulto que no quiere comportarse como tal.

Porque un adulto maduro asume que aunque no puede controlar todo lo que sucede, obviamente, sí puede controlar cómo reacciona y qué hace al respecto.

Porque la vida no está diseñada para ser justa.

Pero eso no justifica quedarnos en la queja o en la pasividad constante.

Porque cambiar requiere valentía, no hay otra, requiere coraje.

Pero también madurez para aceptar que nuestra vida es en gran parte el resultado de nuestras decisiones.

En realidad eres lo que haces para cambiar lo que eres, como decía Eduardo Galeano.

La transformación personal no ocurre por arte de magia.

Tampoco ocurre porque lo desees con todas tus fuerzas.

No.