
24-03-2025 Un Dios pequeñito - 10 Minutos con Jesús

Description of 24-03-2025 Un Dios pequeñito - 10 Minutos con Jesús
** Ponte en presencia de Dios. Trata de hablar con Él.
** 10 minutos son 10 minutos aunque te puedas distraer. Llega hasta el final.
** Sé constante. El Espíritu Santo actúa “a fuego lento” y requiere constancia.
Audios de 10 minutos que te ayudan a rezar.
Un pasaje del Evangelio, una idea, una anécdota y un sacerdote que te habla y hab.la al Señor invitándote a compartir tu intimidad con Dios.
Busca tu momento, piensa que estás con Él y dale al play.
Toda la info en nuestra web:
www.10minutosconjesus.org
diezminutosconjesus@gmail.com
Para recibir cada día tu meditación por Whatsapp pulsa aquí:
http://dozz.es/nu36t
This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.
Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes, te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José, mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.
El evangelio de la misa de hoy, si has estado o lo has leído ya, te habrá sorprendido.
Habiendo llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la sinagoga. En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo. Sin embargo, ninguno de ellos fue curado, sino Nahamán el sirio.
Al oír esto, continúa el evangelio, todos en la sinagoga se pusieron furiosos, y levantándose, lo echaron fuera del pueblo, y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos, y seguía su camino.
Pues esto es lo que nos cuenta hoy San Lucas en el evangelio, de esa visita que hace Jesús no a un sitio cualquiera, sino a Nazaret, el que fue su pueblo durante muchos años, rodeado de gente conocida, quizás algunos familiares. Y todos esos fueron los que tuvieron esta reacción tan salvaje, tan curiosa, ese gran enfado.
Es verdad que el Señor les había venido a decir que tenían poca fe, y que, citando esos pasajes del Antiguo Testamento, tenían que intentar ampliar un poquito de horizontes. Pero la reacción es como desproporcionada, ¿verdad? Pensaba, Señor, que eso nos pasa cuando intentamos meterte en nuestros esquemas.
A tus paisanos, Jesús, a la gente de tu pueblo, ¿no les cabía en la cabeza que tú, la persona con la que habían convivido tanto tiempo, pues eras el Hijo de Dios? Que les estabas anunciando algo mucho más grande. Tenían una idea, como quizás, Señor, a veces la tengo yo, de un Dios pequeñito. Un Dios que quepa en mis esquemas. Los habitantes de Nazaret no lo quieren. Y no sólo eso, no lo aceptan, quieren acabar con Él. A veces nos pasa, que cuando se tratan de las cosas de Dios, de la fe, queremos un poquito la fe a la carta.
Esto sí, esto no. Esto me lo como, esto no lo pido. Lo de aquí, lo de allá. Señor, sin querer, o a veces queriendo, perdona, te hacemos pequeñito. Nos olvidamos de que eres un Padre misericordioso, lleno de bondades hacia tus hijos. Pero te queremos meter en nuestros esquemas. No es que queramos comprenderte, es que queremos, eso, que nuestro Dios sea un Dios a la carta. Por el contrario, vemos tanta gente, Señor, que ha sabido entrar en tu lógica, entenderte de otra manera.
Tú nos dices que sí, que podemos conocerte, tratarte, y eso es lo que hacemos en estos ratos de oración, cuando vamos a la Eucaristía, cuando te recibimos, ahí en la Santa Misa, en la comunión, cuando recibimos tu perdón, nos encontramos contigo, te conocemos, te comprendemos. Pero Jesús, que nunca quiera reducirte a un Dios de bolsillo, a un Dios del que puedo disponer casi casi como de usar y tirar.
Por eso, cuando vemos tanta gente que ha entendido esto, ha entendido que eres tan grande que siempre superas nuestras expectativas, nos admiramos. Hace poco leía el testimonio de un matrimonio, quizás lo has visto porque yo creo que ha circulado bastante por las páginas de internet. Son Ángela y Alejandro. Ángela lleva enferma de ELA unos cuantos años. Y va actualizando un poco su testimonio. Y mira, me voy a quedar con una parte de ese testimonio de Ángela que creo que nos puede servir en este rato de oración. Cuenta que llevaba varios años junto con su marido Alejandro pidiéndole al Señor su curación, pidiéndole el milagro de la curación.
Y hacía no mucho habían leído la curación milagrosa a través de un siervo de Dios que está en proceso de beatificación, de Isidoro Zorzano, pues habían oído hablar de la curación milagrosa de David, que tenía una enfermedad muy rara que le estaba dejando inválido. Y de la noche a la mañana, de un momento a otro, se curó. Y cuenta Ángela, mi marido y yo pensamos en hacer también la curación milagrosa.