268.- Cartera al limite

Pobreza extrema.

¿Cómo? ¿Tienes curiosidad de cómo es vivir con 100 pesos? Pues no sé. ¿Ya? ¿Desde cuándo? A ver.

Yo y medio.

¿Sabes qué, carnal? Pelas.

Ya no nos vamos a ver el próximo fin.

Literalmente me quedan 100 pesos 100 pesos para la próxima quincena.

Corrección.

120.

Bueno, hay unas maneras que me encuentro.

Entonces, cabrón, está viviendo al límite.

Ya me gocé.

Entonces, ¿desde cuándo? ¿Y por qué? De al límite, creo que podemos decir que empezando hoy en adelante.

Porque todavía el domingo, cuando te envié el mensaje, ya me había gastado un poquito más de dinero, que fue para comprar la comida de la semana, para comer el pollo.

Y luego el azafrán, hermano.

Bueno, el azafrán no lo compré, me lo regalaron.

Pero estoy a punto de comprarlo.

Pues sí.

Entonces, el domingo todavía, sabiendo que yo tenía un poco de dinero, porque sí tenía algo de dinero, pero se ve que viene a la despensa, entonces me comí la mancha.

Cuando fui con Esteban.

Cuando jugamos un juego de rol ahí con Esteban, por lo general, preguntamos si vamos comidos o comemos allá con ellos.

Y la mayoría de las veces no.

Ah, no.

Ya debería mostrármelo aquí.

¿Por qué dice que no es ahí? Ah, ok.

Mira, son ciento...

¿Cómo que no? ¿Qué? ¿Para actualizar la versión? Sí.

A lo mejor es cosa del cerdo.

Bueno, entonces me decís.

Y...

Este...

Mira, ya creo que tengo con todo el dinero.

No lo tomo más.

Este...

Y...

Por lo general, la mayoría de las veces pedimos algo a comer.

O sea, sí invertimos dinerones.

Y otras veces, cuando vemos que tenemos poco dinero, este...

Ana e Iván se ofrecen en cocinar algo.

Lo que tienen.

Y este iba a ser el caso, iban a hacer sopa fría.

Sí, ofrecen de comer.

Casi siempre nada más yo acepto.

Como que, ah, que a él no le gusta...

Eh...

Entonces sí, ya es costumbre de él, de los domingos, comer algo...

No sé.

Como comida rápida.

Que algo casero.

Y yo casi siempre acepto la comida de Iván Ariza.

Pero en este caso, la rechacé.

Porque era sopa fría.

Y tiene mayonesita.

Y atún.

Entonces dije, no, pues aprovecho y mejor me ocupo una maruchana.

Y no gasto más dinero.

Y no gasto más dinero.

Este...

Ah, por cierto, te prometí...

¡Eso sí! Cumplí lo que te prometí. No tomé cerveza de domingo.

Salvaste a Bruno.

Salvé a Bruno.

Salmé porque no tenía cenar.

Sí.

¿Eh? Nada.

¿Sí fue porque no te dieron ganas? No, no me dieron ganas. Estaba a gusto con los dos...

No, sí tomaste...

El lunes.

Te dije, fue el fin.

¿El lunes? Ahí está, a quemate.

Pero no era parte de ese trato, güey.

Que sí.

Yo también te dije, es cuente.

Sí, pero esa era la diferencia que podía tomar el domingo sin preocuparme en las consecuencias del lunes.

Pero el lunes no entra en la palabra fin de semana.

Ah, que sí, cuando es cuente, sí.