288. El crimen de Becky Bliefnick (2º parte)

El crimen de Becky Blivnik estaba en boca de todos. En la primera parte del programa conocimos quién era Becky y cómo fue asesinada. La policía empezó a recoger pruebas halladas en el escenario del crimen y averiguar aspectos íntimos de la vida de la víctima para ver quién podía tener motivos para querer acabar con su vida. En un principio, tan sólo dos personas, el exmarido de Tim y el hombre con el que mantenía una relación sentimental, Ted, eran los principales sospechosos para la policía. Sin embargo, Ted quedó descartado finalmente.

El punto de inflexión en el caso se produjo cuando la abogada de Tim, Casey Snack, entró en escena. Él era consciente de que se había convertido en el foco de los investigadores. La abogada le aconsejó que guardara silencio en vista de cómo se estaba poniendo la situación. La conclusión final era que a partir de ahora ni la policía ni los periodistas tendrían que saber nada acerca de él. La abogada únicamente comunicó que su cliente había estado con sus hijos cuando sucedieron los hechos y no sólo eso, sino que había sido él quien había llamado al padre de Becky para preguntarle acerca de ella cuando intentó ponerse en contacto con Becky para hablar sobre un asunto relacionado con los hijos.

Los investigadores, en cambio, no estaban dispuestos a creerse así porque sí las palabras de aquella abogada. Sabían que estaban en proceso de divorcio, llevaban separados dos años y compartían la custodia de los hijos, pero hasta qué punto había sido todo de mutuo acuerdo. Los agentes revisaron todo lo relacionado con la separación y sus sospechas acabaron por confirmarse. No había ocurrido todo de forma tan amigable, sino que además había una audiencia programada para los dos.

Becky y Tim tenían que acudir al juzgado la semana siguiente al crimen porque todavía quedaban asuntos pendientes que resolver entre la pareja. El litigio, concretamente, estaba centrado en temas relacionados con el dinero y con la custodia de los hijos. Conforme había pasado el tiempo, todo se había vuelto más tenso entre ellos, cada vez más, e incluso se interpusieron órdenes de protección mutuamente. La gravedad de toda aquella situación era más que evidente, aunque hubiera tratado de disimularlo a lo largo de los dos últimos años, desde que Tim decidió marcharse de casa y solicitar el divorcio.

Tim acusaba a Becky de ser mala madre, Becky acusaba a Tim de ser mal padre. Se insultaban, se acosaban mutuamente y llegaron a romper pertenencias del otro. Los malos comportamientos eran por parte de los dos, aunque nunca llegaron a la agresión física, al menos no constaba en ninguna parte, bien fuera en una denuncia ante la policía o en algún parte médico. Nada.

Todo estaba siendo demasiado extraño de cara a la investigación. Por las estadísticas, antes de que se produzca un asesinato en este tipo de situaciones, suele haber agresiones físicas previas, pero por lo visto no era el caso. Sin embargo, revisando la carpeta donde se encontraba toda la documentación del divorcio, los agentes hallaron algo que llamó mucho su atención.

Becky no solo había interpuesto una orden de protección contra su exmarido Tim, sino que también figuraba otra contra su exsuegro, Ray Blivnik. En el escrito de petición de la orden, se alegaba que Ray habría podido abusar sexualmente de varias mujeres de la familia, incluyendo menores. En la solicitud, se pedía que no pudiera quedarse con los hijos de Becky bajo ningún concepto y que no se acercara ninguna mujer de la familia de ella. Todas las peticiones, tanto las interpuestas por Becky como las interpuestas por Tim, fueron denegadas por el juez al considerar que no había pruebas suficientes para admitirlas. Pese a ello, los investigadores del caso de Becky no podían quitarse del caso.