Episode of Un Mundo ViolentoDescription of 29 - El bosque encantado (1ª parte)
El grupo decide pasar las últimas horas del mundo violento en un lugar seguro, la Ciudadela de Poncho. El plan es esperar allí hasta que la población sea vacunada pero el bosque que deben atravesar alberga horrores y ecos de un pasado oscuro.
Interpretado por Alonso Velasco, David Sainz, Diego Villalba, Sofía Privitera, Teresa Refojo, Adrián Pino, Jairo Sánchez y Dani Mantero.
Guion - David Sainz, Manuel Noguera
Grabación y postproducción - Alonso Velasco
Banda Sonora - Jesús Calderón
Ilustración - José Antonio Pérez
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Tras debatirlo junto al fuego, el grupo ha decidido democráticamente que la Ciudadela de Poncho es el lugar más apacible para refugiarnos hasta que el ejército de Vincent acabe con el hechizo que afecta a toda la Tierra Baja.
Estamos ante el principio del fin y debo reconocer que me apenean demasiado.
Si bien vivir una época de guerra tan oscura no es plato de buen gusto para el resto, temo que yo pasaré la vida añorándola.
Porque Roddy es un héroe intachable y admirado, pero Rogelio es un ser despreciado e inútil en un tiempo de paz.
Además, inevitablemente el grupo se dispersará y tendré que volver a una vida de recogimiento en mi fría y solitaria cueva.
¿Entonces tú qué botas, Kai? Pues como todos, supongo, vamos a la Ciudadela.
Gepardo parece estar recuperado del atropello que sufrió el día anterior.
De hecho, juraría que se siente renacido.
Lo percibo exageradamente enérgico y espítico.
Vale, picha, ¿entonces tiramos para las cazas de los árboles o qué? Estamos en ello, Gepardo. Tenemos que pensar.
¿Pero pensar en qué? Se os va a acabar la vida pensando, cojones.
Tenemos que ver cómo vamos a llegar hasta allí.
Oquillo, venid a conducir 4x4 y yo el coche de los narcos.
Iván, no estás en condiciones para conducir después del accidente de ayer.
Que no, Oquilla, que estoy perfecto. Ahora mismo podría correr la banda como Finidi.
Ni idea de lo que hablas.
Sin que deba servir de precedente, el cuatrero tiene razón.
Cuanto antes lleguemos a la Ciudadela, antes viviremos sin preocupaciones y pasaremos la plácida supervivencia que nos merecemos.
Gracias, Rodri. Eres el único que me entiende, picha.
O perfecto, la Rancia, el Morcón y la Benita en el 4x4.
Y el Rodri y el Kai conmigo.
Sí, sí, todo perfecto.
Al fin nos ponemos en marcha haciendo caso del reparto que ha propuesto El Salvaje.
Diablos, deberé viajar en el carruaje homicida de los narcos, forrado de cuero brillante y un embriagador aroma a hierbas.
Tío, aquí huele a barrio que te cagas.
Gepardo, sin explicación alguna, se dirige a la parte trasera y abre el maletero con premura.
Hoy es mi día de suerte, hermano.
¿Pero qué diantres le ocurre hoy a este descerebrado? Gepardo, tío, ¿nos vamos ya o qué? Sí, dame cinco segundos.
Gepardo retorna con un bolso deportivo, lo abre y saca una bolsa llena de hojarasca.
¿Qué haces, tío? Dos papeles.
¿Qué vas a conducir? No te puedes drogar.
Pero que esto no es droga, esto es medicina para quitarme los dolores del atropello de ayer.
Un emocionado cuatrero termina de manufacturar el cigarrillo de flora, arranca el carruaje y por fin nos ponemos en marcha.
El todoterreno con el resto nos sigue de cerca.
¿Queréis una escalaíta? Aparta de mí esa hiedra venenosa.
Nos conviene mermar mis habilidades bélicas.
Nunca he probado esas plantas mágicas y debo admitir que desprende un aroma de lo más agradable.
Gepardo está más tranquilo aunque en ocasiones se ríe solo.
Está hechizado y el humo blanco y denso está inundando nuestro carruaje como la niebla al alba.
No veas, Illo, hace tanto que no fumo que me trae recuerdos del barrio y las paranoias que nos montábamos en el banquito del parque ahí, todos los colegas.
Me alegro mucho por ti, Gepardo, pero haz el favor de mirar a la carretera, ¿vale? ¿Estás bien? Tienes mala cara, tío.
El coche de Gepardo va haciendo eses.
Le dije que no debería conducir en su estado.
Él conduce así, lo que pasa es que nunca lo habíamos visto desde fuera.
Está como muy contento y de repente, ¿no? Benita, ¿es por algo que tú le hayas dicho? ¿Algo de qué, Morcón? Me refiero a que, no sé, a lo mejor en la intimidad ha aceptado la proposición de matrimonio o algo de eso.
No, no, no.
No sé, a lo mejor en la intimidad ha aceptado la proposición de matrimonio o algo de eso.
No, no, no hemos vuelto a hablar del tema.
Aunque hemos pasado la noche juntos.
Entiendo.
A ver, espabilado, ¿qué es lo que entiendes? Entiendo lo que está pasando con Gepardo.
Al fin y al cabo, yo pasé prácticamente por lo mismo su día.
Lo que pasa es que él es incluso más sensible que yo.
¿Y qué es lo que está pasando? Venga, Morcón, deja de hacerte el interesante de los cojones.
Yo conozco esta historia de amor desde el principio, desde la perspectiva de Gepardo.
Antes de que se liara con ella, me pidió consejo.
¿A ti? Sí.
¿Pasa? Me preguntó cómo lo había hecho para conseguir estar con una chica tan superior a mí en todos los sentidos.
