
#29 FIODOR DOSTOIEVSKY | Grandes Infelices. Luces y sombras de grandes novelistas

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Fiódor Dostoievski fue el gran cronista de San Petersburgo, y en este nuevo episodio
de Grandes Infelices paseamos junto a él por la capital de los Romanov, desde la
elegante Avenida Nevski hasta los bajos fondos que inspiraron Crimen y castigo.
Viajaremos con él a Siberia donde estuvo condenado a trabajos forzados y lo
acompañaremos hasta el apogeo de su éxito justo antes de su muerte. Grandes
Infelices es un podcast de Blackie Books, creado y dirigido por Javier Peña.
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Imaginad una novela con este escenario. Estamos en el año 1703 en el delta del río Neva, a orillas del Báltico. En 1703 el lugar está prácticamente despoblado, como siempre lo ha estado hasta entonces. Pero ¿cómo no iba a estarlo? La zona, cerca del círculo polar ártico, está congelada durante la mitad del año. Los otros seis meses es una ciénaga plagada de mosquitos. Es el lugar más insospechado para levantar una ciudad. Sin embargo, en 1703 un hombre gigantesco de más de dos metros construye allí una cabaña de madera. Su intención es dirigir desde ella la edificación de una ciudad sobre el gélido pantano. Y no una ciudad cualquiera, sino la capital de un imperio. El hombre se llama Pedro y va a convertirse en el zar más importante de la historia de Rusia. Al ascender al trono, Pedro el Grande había sufrido la resistencia de la nobleza moscovita. Y eso le había empujado a dar la espalda a la vieja capital y occidentalizar el país.
Pedro construyó una ciudad a su imagen y semejanza. Soberbia, brutal y megalómana. Y le dio el nombre de su propio santo, San Petersburgo. La nueva capital se levantó sobre muchas vidas humanas. Durante la construcción de la fortaleza de Pedro y Pablo, la primera estructura de la ciudad, murieron 30.000 trabajadores. A medida que iban falleciendo, envolvían sus cuerpos en sacos y los colocaban en agujeros en la base sobre la que se asentaba la fortaleza. Literalmente la construyeron sobre cadáveres. La historia de San Petersburgo es una historia de resistencia. Por eso, 135 años después de su fundación, el sueño megalómano de Pedro se había transformado en una de las grandes capitales de Europa. Es por esas fechas cuando llega a la ciudad un joven para estudiar en la Academia de Ingenieros Militares. Su nombre es Fyodor Dostoyevsky y pronto será el gran cronista de San Petersburgo.
Dostoyevsky conseguirá algo paradójico y es que, gracias a él, la ciudad artificial que ideó Pedro el Grande se convertirá en el gran escenario literario moderno que muchos otros autores imitarán. ¿Pero creéis que esto hará de Dostoyevsky un hombre feliz? Ya os avanzo que no. Y es que, a veces, los escritores tienen vidas de novela y no siempre de las felices. Hola, soy Javier Peña y esto es Grandes Infelices, un podcast de Blacky Books, y en esta temporada queremos hablaros de la vida de autores ligados a una ciudad. En el episodio de hoy os vamos a contar la historia de Fyodor Dostoyevsky a través de San Petersburgo y una historia de San Petersburgo a través de Fyodor Dostoyevsky. Próxima parada, Fortaleza de Pedro y Pablo. Esta historia comienza el 22 de diciembre de 1849, precisamente en esa fortaleza de Pedro y Pablo construida sobre cadáveres, a pocos pasos de la catedral en la que descansan los huesos de los zares.
En una de las celdas de la fortaleza también ha dado con sus huesos un hombre que lleva ya ocho meses allí encerrado. Ese hombre acaba de cumplir 28 años y es entonces un desconocido fuera de los círculos literarios, pero acabará convirtiéndose en uno de los grandes escritores de la historia. En buena medida, Dostoyevsky es hoy quien es, gracias a la experiencia que comienza en esa prisión. Su celda tiene el techo abovedado y un ventanuco por el que apenas entra la luz. Por las noches, los carceleros encienden una lámpara de aceite que, más que iluminar, desprende un humo que irrita los ojos. Si intentas apagar la lámpara de un soplido, recibes de inmediato la reprimenda del carcelero. En la celda hay poco más que un catre, con un colchón de paja. Lo peor es el frío y la humedad. Dostoyevsky siempre ha odiado el clima de Petersburgo. Ha escrito en el doble.
Húmeda, neblinosa, lluviosa, nivosa, noche preñada de catarros, resfriados, flemones, calenturas, anginas, fiebres de todo género y gravedad. En suma, una de esas noches que el mes de noviembre regala a la ciudad de Petersburgo. El río Neva discurre ante la fortaleza. El Neva es la vida y la muerte para San Petersburgo. A menudo trae riadas que alcanzan el metro de altura y asolan la ciudad. Se dice que en San Petersburgo los trabajadores se pasan el verano reconstruyendo lo que ha destruido el invierno, en una espiral sin fin. Imagino a Dostoyevsky




















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