2X02 Encuentros con Fantasmas en Hospitales Abandonados

Bienvenidos a una noche de misterio en antena. Hoy nos adentramos en los pasillos olvidados de antiguos hospitales abandonados. Lugares que un día fueron refugios de enfermos y hoy son testigos silenciosos de historias que nos erizan la piel.

Acompáñennos porque vamos a entrar con ustedes en vivo y en directo a estos lugares abandonados.

Y ojo, porque vamos a estar conectadas con invitados y colaboradores especiales que tienen testimonios impactantes.

Y a lo mejor conectamos con alguna cosita más intangible, porque hoy vamos a hablar de antiguos preventorios de tuberculosos como el hospital de Buzot, el de Sierras Puña, el de Alfaguara, ahí en España, pero también en el emblemático hospital San Juan de Dios en Bogotá y en la leprosería de Agua de Dios.

Acompáñennos a mano en este paseo por la oscuridad, subid el volumen y acompáñennos en esta travesía entre lo real y lo desconocido.

Antena Misterios A finales del año 1913 dio comienzo la construcción del hospital de Sierras Puña, cuyas obras se alargarían durante mucho tiempo debido a la escasez de recursos económicos. Las galas benéficas, corridas de toros, arzuelas y otros servían para recaudar los fondos que eran aportados por los vecinos, que además colaboraron construyéndolo con sus propias manos.

Si bien en 1917 se consiguió instalar la primera planta del edificio, no fue hasta 1934 cuando finalizaron las obras. Estuvo funcionando hasta 1962. Posteriormente fue reutilizado como hogar para huérfanos, actividad que también acabaría cesando al poco tiempo.

En los años 80 se habilitó como albergue juvenil, pero a mediados de los 90 volvió a cerrar sus puertas de forma definitiva.

Esta subida realmente no es apta para personas con vértigo ni cardíacas, porque es muy empinada, es estrecha y llena de acantilados. Pero vale la pena, porque es un lugar hermoso, es lleno de naturaleza, tiene su magia, es impresionante. Si van conduciendo así como nosotras, piten por cada vuelta porque uno no alcanza a verla de lo estrecha que es.

En 1995 un grupo de militares durante unas maniobras tuvo que pasar aquí la noche dentro del sanatorio de Sierras Puña. Siempre la recordarían como esa noche que les dejó marcados. Un ente verde o semitransparente, que fue como lo definieron, se abalanzó sobre ellos. Dispararon una ráfaga de disparos contra aquellos.

Dicen que aun cuando funcionaba el sanatorio se podían escuchar voces, llantos, lamentos, tanto que una de sus enfermeras perdió la razón. La mujer se volvió loca. Lo que alcanza a decir un testigo es que la escuchó decir algo como que las almas están perdidas. La mujer desesperada salió del sanatorio y se metió a este bosque, donde nadie jamás volvió a saber de ella. Se llamaba María.

En el siglo XIX una terrible enfermedad, la tuberculosis, asolaba el mundo. Los médicos de la época pensaban que el aire puro de las montañas era el tratamiento ideal para tratar esta enfermedad. Surgieron decenas de hospitales como este, el sanatorio de Sierras Puña en la provincia de Murcia, preñando toda la geografía europea.

Aquí empezaron las leyendas de lugares donde a menudo los enfermos eran relegados, alejados, olvidados en muchos casos. Con el descubrimiento de la penicilina a principios del siglo XX, estos lugares tan remotos, tan alejados, en lugares tan elevados de los montes, empiezan a caer en el olvido. Algunos, bueno, pues se empiezan a tener como otros usos, se convierten en orfanatos, incluso en la iglesia.