3 errores de comunicación que destruyen la pareja (y cómo evitarlos)

Hola, bienvenido a un nuevo capítulo de Cómo resolver tus problemas de pareja.

Si quieres comenzar una relación, mejorar las cosas con tu pareja actual o si lo que quieres es pasar página, aquí vas a encontrar los mejores consejos.

Estás escuchando en Emocioteca.com a Mercedes Cobo.

Comunicar parece lo más fácil del mundo, ¿a que sí? Abrimos la boca y comenzamos a hablar, sin más, pero cuando se trata de la pareja, la comunicación puede convertirse en un auténtico laberinto.

Creemos que lo hacemos bien, que ya no tenemos nada que aprender, y sin embargo, las discusiones se repiten, los malentendidos se nos van acumulando, y llega un momento en que pensamos, ¿pero por qué? Si nos queremos, ¿por qué no conseguimos entendernos? ¿Ya has hecho esta pregunta? Bueno, lo que ocurre es que nadie nos enseñó a comunicarnos en pareja.

Aprendimos a hablar, claro, pero no a escuchar.

Aprendimos a dar nuestra opinión, pero no a expresar lo que necesitamos, y mucho menos sin atacar al otro.

Y, por supuesto, no aprendimos a manejar el silencio sin convertirlo en un arma.

Pensa en esto.

La mayoría repetimos lo que vimos en casa, de tal forma que, si tus padres discutían con reproches, tú aprendiste a criticar, muy seguramente.

Si se callaban hasta explotar, aprendiste a evitar.

Si había defensas y justificaciones continuamente, aprendiste a ponerte a la defensiva.

Y todo esto no es culpa tuya, pero, atención, sí es tu responsabilidad cambiarlo ahora como persona adulta que eres, porque la comunicación es la cuerda que une o que ahorca en una relación.

Hoy quiero mostrarte los tres errores más comunes que destruyen esa cuerda invisible.

Y lo más importante, cómo evitarlos para que las conversaciones dejen de ser una lucha, una batalla campal, y se conviertan en un lugar donde encontrarnos y sentirnos a gusto.

Vamos allá con los tres errores.

Mira, el primero, hablar desde la crítica en lugar de hacerlo desde la necesidad.

Porque la crítica es un mecanismo de defensa.

Nos hace sentir que tenemos razón, pero al otro le hace sentir que está siendo atacado, atacada.

Y, claro, cuando uno ataca, ¿el otro qué hace? Pues se defiende.

Entonces ya no hay diálogo, aquí está la guerra servida.

Te dejo un ejemplo.

Mira, Marta llega agotada de trabajar y ve los platos sucios en la pila, en el fregadero.

Entonces le suelta a su pareja.

Nunca me ayudas en casa, siempre me toca a mí.

Pedro se queda con estas palabras, nunca y siempre.

Y se siente muy injustamente juzgado.

Entonces, ¿qué hace? Pues se pone a la defensiva.

Lo vemos, ¿verdad? Te dejo otro ejemplo que va del móvil.

Siempre estás pegado al teléfono, nunca me haces caso.

¿Oyes esto o lo has escuchado a menudo? ¿Cuál sería una alternativa interesante? Pues por ejemplo decir, me encantaría que cuando estemos cenando me mires a mí porque eso me hace sentir importante.

Bueno, ahí lo tienes.

Te voy a dejar un mini ejercicio para combatir este error.

Antes de hablar, completa en tu mente esta frase.

Lo que necesito de ti es...

Lo completas en tu cabeza.

Bueno, reflexión.

Una crítica, date cuenta, levanta un muro, pero expresar tu necesidad real es como abrir la puerta a que el otro se acerque.

Vemos la diferencia, ¿verdad? ¿Estás preparado o preparada para el segundo error? Pues consiste en interrumpir y ponerse a la defensiva.

¿Y qué explicación psicológica hay para esto? Fácil, cuando alguien nos señala algo, nuestro cerebro interpreta peligro, riesgo...

Se activa la defensa automática y es normal, claro, para eso estamos diseñados, pero esto no ayuda nada a la comunicación con mi pareja.