30 - El bosque encantado (2ª parte)

Se acaba de declarar una guerra entre los miembros de la Ciudadela, que nos superan el número, contra nosotros que somos 6 pringados.

Ninguno de los bandos tiene pinta de estar por la labor de recapacitar, aunque tengamos todas las de perder.

Rold y Benita están apuntando hacia los árboles y los lacallos de Torm nos apuntan a nosotras.

La tensión se puede cortar con un cuchillo de untar mantequilla.

A uno de los hombres de Torm se le cae una piedra y ese gesto hace que Rold y Benita disparen sin pensar en las consecuencias.

La ofensiva de Rold y Benita parece que funciona, pero como he dicho antes, ellos son muchísimos más y su respuesta es más contundente.

Nos lanzan piedras y apenas nos da tiempo a reaccionar.

Nos cubrimos tras unas rocas lo suficientemente grandes como para no recibir ningún impacto y lo suficientemente pequeñas para poder ver la Ciudadela.

¡No veas pisas! Son muchísimos y tienen un viaje de piedras.

Esto puede acabar peor que cuando el Valle le metió 8 goles al Barça en la Champions.

Nosotros seríamos Barça.

Ya, ya. Ya hemos entendido tu analogía.

Tu comparación, Gepardo, y sí, tienes razón, tenemos todas las de perder.

No, no tenemos todas las de perder. Solo necesitamos un plan.

Pues como no saques de tu mochila un lanzagranado...

A ver, tenemos tres armas, un componente de distracción y dos apoyos.

Oriental, necesitamos entender la táctica de combate que propones.

Las tres armas son el arco de Roldi, el rifle de Benita y Morcon.

¿Qué? Eres el único con la fuerza necesaria para lanzarles piedras y alcanzarles desde esta distancia.

Pero no tengo puntería y lo sabes. De hecho, nunca quieres estar en mi equipo cuando jugamos a los dardos.

Ni a los bolos, ni al Villar.

Soy consciente de tu falta de puntería, contaba con ello.

Pero al ser tantos estoy seguro que le das a alguno, aunque sea sin querer.

Entiendo. La paradoja de Schrödinger.

Hay un 50% de posibilidades de que la piedra impacte en alguno de ellos.

Exacto. Y tú, Gepardo, tienes que hacer lo de siempre.

¿Puñetazo increíble? No.

Vale, lo decorré como un lobo, ¿no? Sí, eres la distracción.

Mientras te lanzan objetos a ti, Roldi y Benita aprovecharán para disparar y Morcon para lanzar piedras.

Un momento, ¿y yo? ¿Qué pasa? Tú y yo vamos a ser el apoyo fundamental.

Vamos a ir suministrándoles flechas, balas y piedras para que no pierdan tiempo en buscar municiones y cargar las armas.

Vale. Un trabajo ingrato, pero necesario.

Acordaos de cuando vivimos en la Ciudadela. Esos tíos no son precisamente guerreros.

Nosotros somos menos, pero mucho más letales.

Amén.

Ten mucho cuidado, Iván.

Tranquila, Bebita, solo tengo que correr y a eso no hay quien me gane.

Pues vamos.

Una, dos, tres.

¡Nos vemos! Sí, joder. El plan de Kai funciona.

Gepardo ha salido corriendo y la mitad de los socios de Thor le están lanzando piedras.

Esto hace que podamos aprovechar para atacar.

En cuestión de minutos hemos abatido a decenas de ellos.

De hecho, les hemos debilitado tanto que han parado la ofensiva.

Estamos ganando.

¡Bravo! Ha sido increíble.

Ríndete ya, tirano del Bosque Encantado, o no saldrás vivo de él.

¿Les había subestimado? Ya has visto el potencial que tenemos.

Para parar esta masacre solo tienes que liberar a Poncho, nadie más tiene que morir.

Es increíble la autoestima que manejan ustedes.

Las cifras no engañan. Tu pequeño ejército se debilita.

Derrocaremos tu tiranía y liberaremos al pueblo oprimido.

Al final parece que la guerra solo ha durado una batalla.

En este momento Gepardo llega a nuestra posición.

¿Qué ha pasado, chavales? ¿Ha salido bien o he corrido para mierda? Pues aunque parezca increíble, el plan de Kai ha funcionado.

Muy bien, gafa. Yo siempre he confiado en ti.

Siempre he pensado que tú, en verdad, eres el que manda en el grupo.

Por favor.

Bueno, dejémonos de chorradas y pasemos del aperitivo al plato principal.

Contemplen el resto de mi ejército.

¡Madre de Dios! Por todos los diablos, ordenados por tamaños.

Joder, me temía lo peor y bueno, aquí está, lo peor ha llegado.

Evidentemente no he contado uno a uno todos los hombres de Torment, pero se asoman más de cien.

Es literalmente imposible.

¡Madre mía!