

Description of 318. El caso de Yuka Takaoka
El 23 de mayo de 2019, la policía de Shinjuku, Tokio, recibió un aviso sobre un incidente en un edificio. Al llegar, encontraron a Yuka Takaoka, una joven de 21 años, sentada en el vestíbulo. Llevaba una camiseta larga y estaba completamente cubierta de sangre, que goteaba por sus piernas.
A pesar de los intentos de un oficial por hablarle, ella permanecía en estado de shock. La escena se hizo viral en redes sociales tras filtrarse una foto, fascinando a muchos. Posteriormente, se reveló la historia completa de Yuka, lo que la convirtió en un caso aún más notorio.
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23 de mayo de 2019, Shinjuku, Japón. Son las 4 de la madrugada. En el edificio situado en el subdistrito número 6, concretamente en el 27 de Shinjuku, un barrio metropolitano de Tokio, la luz del vestíbulo estaba encendida. Sirenas de policía rompían la tranquilidad de la noche. Varias patrullas habían recibido el aviso de acudir allí con urgencia. Varios policías accedieron al vestíbulo.
Junto a los buzones, sentada en el suelo, una joven que rondaría la veintena y que llevaba el pelo suelto, algo despeinada y unas gafas negras de pasta, hablaba por teléfono. La camiseta de manga larga que llevaba puesta también de color negro apenas podía taparle los muslos. Pero lo más llamativo era que todo su cuerpo estaba empapado en sangre. Rostro, manos y piernas, donde decenas de líneas rojas habían llegado hasta los tobillos. Un agente se puso frente a ella de cuclillas.
Intentó hablar con ella, pero la chica parecía que ni siquiera podía verle. El caso se volvió rápidamente viral. Una fotografía de la escena se filtró y llegó a las redes sociales. Todos quedaron fascinados, pero la historia iba a volverse todavía más conocida por todos cuando salió a la luz toda la verdad de lo sucedido. Hoy repasaremos este caso, el de una joven llamada Yuka Takaoka, de 21 años, que fue encontrada en el vestíbulo de ese edificio en un contexto sobrecogedor. Su historia sigue dando de qué hablar a día de hoy, y se ha convertido en todo un icono.
Veremos por qué. Poneos cómodos, porque nos adentramos en un nuevo True Crime aquí, en Crónicas de la Calle Morgué. Pero antes de adentrarnos en esta historia, vamos a ponernos en contexto. Conozcamos un poco más quién era Yuka Takaoka. Se sabe que nació el 28 de enero de 1998 en Japón. Los primeros años de vida de Yuka Takaoka no son ampliamente conocidos, más allá del hecho de que creció como hija única. Se sabe que abandonó la universidad para iniciar una carrera en la industria de bares y servicios de Japón, un sector que incluye a las hotes.
Las hotes en Japón son mujeres que trabajan en clubs nocturnos, conocido como Hates Clubs o Kyabakakura, los cabares. Allí entretienen a clientes masculinos. A cambio de dinero, su función principal es proporcionar compañía, conversación y una atmósfera de coqueteo y de atención. Su trabajo no implica servicios sexuales, aunque a veces la línea que separa una cosa de la otra puede ser algo difusa. Fue en este entorno donde Takaoka ascendió, llegando a tener una posición de gestión en uno de los clubs ubicado en el distrito de Shinjuku, en Tokio.
Había logrado hacerse un hueco en esta industria y sobre todo destacar en ella, gracias a su habilidad para crear un ambiente de intimidad emocional con los clientes y la venta de una fantasía de afecto y de atención. Muchos de esos hombres que acudían a estos clubs donde Yuka trabajaba, se iban con su ego más que satisfecho. Les hacían sentir importantes todas aquellas mujeres, se sentaban con ellos en las mesas, participaban en las conversaciones y retroalimentaban su vanidad, poniéndoles parches a esas frágiles autoestimas.
Algunos clubs cobran por horas.















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