328 - Mimic, de Donald A. Wollheim

Los cuentos de la casa de la bruja tu podcast semanal de relatos de misterio ciencia ficción y terror cada viernes al caer la noche un nuevo relato alternamos entre episodios gratuitos para todos nuestros oyentes y episodios exclusivos para nuestros fans si te gusta nuestro co contenido suscríbete si te encanta hazte fan desde el botón azul apoyar para acceder a todo el contenido extra gracias por tu apoyo y disfruta de este episodio hola corazones espero que estéis genial yo voy remontando poquito a poquito voy montando ya un pequeño estudio provisional con el que ya puedo empezar a ofreceros algunas cositas algunos relatos breves y en eso estamos poquito a poquito no voy a sonar como me gusta sonará mi habitualmente con el estudio al completo pero bueno eso es cuestión de meses gracias en gran medida a vuestra ayuda pues poquito a poquito estoy remontando y estoy reconstruyendo ahora es cuestión de paciencia de dejar que pasen los días y de y de invertir dinero y tiempo e ilusión de lo último por lo menos tengo muchísima ya sabéis que si queréis echarme una mano hay por ahí un botón azul que pone a apoyar donde podéis haceros fans del podcast por una pequeña cantidad por uno coma cuarenta y nueve euros al mes y así además acceder a todo el contenido exclusivo para fans que tiene el podcast que no es poco venga vamos a lo que nos gusta que es divertirnos escuchando un buen relato hoy os traigo un cuento que tiene puesto un pie en la ciencia ficción y otro pie en el terror pero aún así se se se asienta con firmeza en ambos géneros vamos a ver si os gustan apagar vuestros ojos y encended vuestra imaginación comenzamos los cuentos de la casa de la bruja presentan relato número trescientos veintiocho mimic de donald a waldheim narrado por juan carlos albarracín o han pasado menos de quinientos años desde que se descubrió toda una mitad del mundo menos de doscientos desde el descubrimiento del último continente las ciencias químicas y físicas se remontan apenas un siglo la aviación sólo tiene cuarenta años la ciencia atómica están haciendo aún sin embargo creemos que sabemos mucho sabemos muy poco o nada algunas de las cosas más sorprendentes nos resultan desconocidas cuando se descubran puede que nos sacudan hasta la médula buscamos secretos en las lejanas islas del pacífico y entre los helados campos del frio norte mientras que ante nuestras propias narices rondándonos cada día puede que camine lo que aún no ha sido descubierto es una curiosa característica de la naturaleza aquello que aparece a plena vista suele ser lo que a menudo está mejor oculto conozco de toda la vida al hombre de la capa negra ha vivido en mi calle desde que yo era un chiquillo y sus excentricidades nos resultan tan familiares que ya no se mencionan más que ante visitantes casuales aquí en el corazón de la ciudad más grande del mundo en el bullicioso nueva york lo excéntrico y lo extraño pueden florecer sin obstáculos de pequeños nos reíamos del hombre de negro cuando mostraba su miedo a las mujeres esperábamos la llegada de aquellos momentos con malicia infantil tratábamos de conseguir que se enfurecía era pero él nos ignoraba por completo y pronto dejamos de prestarle atención como hacían nuestros padres lo veíamos sólo dos veces al día a primeras horas de la mañana cuando su alta figura de dos metros salía del obscuro portal de su casa al fondo de la calle y se encaminaba hacia el tren elevado para ir a trabajar y otra vez por la noche cuando regresaba siempre iba vestido con una larga capa negra que le llegaba hasta los tobillos y llevaba un sombrero de ala ancha que le cubría el rostro parecía una visión salida de una historia de miedo pero no le hacía daño a la gente ni tampoco le prestaba atención a nadie a nadie excepto tal vez a las mujeres cuando una mujer se cruzaba en su camino se detenía en seco podíamos ver que cerraba los ojos