33-"Las crónicas de Esther" de Vicente García. Segunda parte. Capítulo 5. Distopía, ciencia ficción

Capítulo 5 Jack estaba de pie frente al vagón que había visto por primera vez tanto tiempo atrás junto a Esther. La echaba mucho de menos, se le encogía el corazón cada vez que pensaba en ella y aquel maldito vagón plantado a mitad de las vías se la recordaba cada vez que pasaban por delante de él.

¿Qué haces? le preguntó Carol. Pero Jack no respondió, su mente estaba muy lejos de allí recorriendo todo cuanto le había sucedido a lo largo de los últimos años. Miraba con dolor aquel monumento funerario habitado ahora por los restos sin vida de humanos a quienes nadie recordaba y se preguntaba en silencio ¿qué estaba haciendo? mientras de fondo Carol seguía con su letanía de preguntas sin importancia. Había escogido la vía del enfrentamiento con Iris por simple solidaridad póstuma con el recuerdo de Esther pero aquel era un camino con el que nunca había estado del todo conforme.

Iris podía ser expeditiva e implacable pero al contrario que muchos de los congéneres que solían gobernarles en el pasado buscaba el bien común, perseguía como fin el crecimiento de la especie, llegar hasta el siguiente estado evolutivo. Puede que los métodos de Iris no fueran los más correctos pero también era cierto que según había podido leer en todos los textos de historia antigua el hombre se enzarzaba siempre en fútiles disputas por cuestiones sin sentido y por desgracia los humanos parecían no aprender ni con el ejemplo ni la experiencia necesitaban normas estrictas y castigos ejemplarizantes ya que de lo contrario parecían condenados a repetir una y otra vez los mismos errores.

Por un instante le dio miedo pensar en lo que hubiera podido suceder sin la llegada de Iris. Había leído en el exterior varios libros en los que se hablaba incluso de la posible extinción de la raza humana por algo que llamaban el calentamiento global de la tierra, un apocalipsis provocado por el uso excesivo de la combustión de fósiles y las emisiones de un gas de efecto invernadero.

Pero ahora que Esther había fallecido no tenía sentido seguir fiel a unos principios que en su ausencia le parecían más carente este sentido que nunca y valía la pena buscar otro método con el que intentar mejorar la sociedad en la que vivían. Amigo a Karol, me temo que nuestros caminos divergirán a partir de aquí. Divergir, qué palabra tan bonita aunque no la entiendo. Que se separan.

Ah vale, guay, aunque no sé por qué. Me temo que lo que tengo que hacer a continuación no te gustará. Sorpréndeme.

Iré a ver a Iris. Me reuniré con ella e intentaré comprender mejor su forma de entender las cosas. Si emplea ese tipo de métodos debe ser por algo. Dudo mucho que una conciencia tan estructurada como la suya funcione sin algún tipo de sentido más elevado y me gustaría comprenderla. Puedes mentirme todo lo que quieras pero en realidad solo buscas darle un sentido a la muerte de Esther.

Puede ser pero yo prefiero pensar que he tenido una epifanía. ¿Una qué? Una epifanía, una revelación, aunque pagana al 100% en este caso. ¿Pagana? Sí, porque nada tiene que ver con los dioses sino más bien con la creación del hombre, dijo recordando algunos conceptos aprendidos en el exterior.

Carol no supo qué decir, desarmada por dos frases que no había comprendido en absoluto. Su amigo se alejaba de ella rumbo al interior del domo y no tenía muy claro qué hacer a continuación. Aunque era tarde Jack caminaba con tranquilidad rumbo al centro de la ciudad.

Lo hacía relajado y experimentaba una tranquilidad que no tenía.