
#414 Ocho Siglos en las Trincheras (Una cronica de The Trench Crusade) por Justo Peñalosa

Description of #414 Ocho Siglos en las Trincheras (Una cronica de The Trench Crusade) por Justo Peñalosa
Hola chicos y chicas:
Este audio cuenta de manera somera el trasfondo del juego de miniaturas "The Trench Crusade".
Dado el éxito del último audio sobre este trasfondo, he decidido que sepáis más sobre este mundo.
Espero que os guste y que me lo hagáis saber.
Han participado en este audio:
Pablo Carnicero como el templario Jean.
Rovin como el Peregrino de Trinchera
Berenice como la Monja Estigmatizada
Juan Lamas como el Sultan
Y yo como el Cronista y el Hereje.
Guion corregido por Minerva Bit
Nos vemos pronto con más Relatos Salvajes...
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Soy un veterano de esta guerra eterna, un cronista maldito que ha heredado los recuerdos de generaciones.
Recuerdo las historias susurradas sobre cómo inició todo.
Durante la primera cruzada, cuando los ejércitos de la cristiandad tomaron la ciudad santa de Jerusalén, ocurrió lo impensable.
Bajo el templo sagrado, los caballeros templarios hallaron un antiguo artefacto demoníaco oculto en bóvedas secretas.
Cegados por la codicia y la curiosidad blasfema, cedieron a sus susurros oscuros y cometieron el acto de herejía definitiva.
Traicionaron sus sagrados votos, traficaron con demonios y ejecutaron ritos innombrables.
Aquella primera herejía desató la ira celestial y rompió el sello entre mundos.
En 1099 la puerta del infierno se abrió en la tierra y Jerusalén fue arrasada en un cataclismo de fuego y sombras.
Los ejércitos de la iglesia sobrecogidos hubieron de retirarse mientras la ciudad santa se convertía en un pozo de depravación donde el infierno y el plano mortal sangraban juntos.
Aún puedo imaginar los cielos partiéndose sobre Jerusalén, ardiendo en llamas, las trompetas de ángeles enmudecidas por los aullidos de demonios emergiendo de la brecha, la tierra temblando bajo nuestros pies peregrinos y el aire tornándose azufre.
Allí comenzó nuestra condenación y nuestra cruzada.
Ese fue el origen de la cruzada de las trincheras, una guerra santa que no fue sólo entre hombres, sino entre el cielo y el infierno en la misma tierra profanada.
La iglesia llamó a una nueva cruzada, no para liberar la ciudad de manos mortales, sino para reclamar la creación misma de las garras del averno.
Desde entonces ningún hombre vivo recuerda un tiempo sin guerra, yo ciertamente no, nací en las trincheras y probablemente moriré en ellas.
Ocho siglos han pasado desde aquel día negro y la guerra no ha cesado ni por un instante.
Generación tras generación, la humanidad ha derramado su sangre en estas tierras malditas.
En los primeros años, las huestes infernales aprovecharon la sorpresa y el caos.
En 1101, el llamado Año de las Tres Batallas, los ejércitos herejes reforzados por legiones del tercer círculo del infierno conquistaron gran parte del levante.
Las crónicas relatan cómo la tierra misma se agrietaba y escupía demonios al paso de los traidores.
Para el 1102, los fieles supervivientes habían fortificado la antigua Antioquía, convirtiéndola en el bastión de resistencia contra las fuerzas del infierno.
A ese refugio sagrado lo llamamos ahora Nueva Antioquía, faro de esperanza para la cristiandad sitiada.
Los siglos siguientes vieron al mundo transformarse por la guerra eterna.
En 1106, el templario caído Cobar se coronó como el primer tirano de los 66, estableciendo un oscuro concilio de señores demoníacos para regir a los herejes.
Fue el inicio de una macabra jerarquía, 66 archidemonios y sus siervos humanos gobernando la blasfema Jerusalén y las tierras corruptas alrededor.
En reacción, los antiguos enemigos a la cristiandad hicieron causa común contra el enemigo sobrenatural.
En 1109, los reinos islámicos se unificaron bajo el gran sultanato del muro de hierro invencible de los dos cuernos.
Las leyendas dicen que Iskander, Alejandro, había erigido antaño una barrera para contener a Gógim.
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