[56] "LA CAZA DE NEFERATA EN LAHMIA" Warhammer El Fin de Los Tiempos

La guerra prosigue en la Tierra de los Muertos.

La campaña de Nagash contra los antiguos reyes de Nehekara avanza hasta ahora muy lentamente.

En circunstancias normales, el tiempo no es un problema para los no muertos, los liches o los vampiros.

Pero por primera vez, quizá, desde aquel lejano momento en que aún era un mortal, el tiempo jugaba en contra de Nagash.

Los dioses del caos habían puesto en marcha el reloj del apocalipsis.

El ritual de resurrección defectuoso llevado a cabo en los nueve demonios había impedido al señor de la no muerte absorber el viento de la magia de la muerte y de ese modo haber alcanzado su máximo poder.

Aquello era una muestra de lo volátil que resulta la alianza contra el caos, pues Teclis le había dado un regalo envenenado.

El archimago sabía que la sangre de Aliazra estaba contaminada por la sangre de la estirpe de Ainarion y en consecuencia, Nagash no resurgió a su máximo nivel de poder.

Un Nagash fuera de control sería una solución poco mejor para la crisis del mundo que caer a manos de los dioses del caos.

Teclis también necesitaba más tiempo para que sus planes dieran sus frutos y que los poderes de los ascendidos se equilibraran para hacer frente al caos como iguales en una gran alianza de poder.

De este modo, Nagash ahora tiene la necesidad de imponerse en la guerra en la tierra de los muertos.

Una guerra contra Cetra, quien como era de esperar, iba a ser un rival más que desafiante.

Cetra el imperecedero.

Había conseguido estancar la guerra junto a sus reyes.

Cada batalla ganada y cada avance eran conseguidos muy lentamente, y en muchos casos, el territorio era recuperado por los reyes funerarios después.

Así es la guerra entre los que ya han muerto, y que despiertan una vez más para combatir de nuevo.

Esto hacía que cazar y aniquilar a los reanimadores que alzaban a los ejércitos fuera crucial para ganar terreno.

Nagash además había tenido que renunciar a uno de sus mejores generales, el mortarca Vlad Von Karstein.

Vlad debía custodiar Silvania como receptáculo del poder del viento de la magia de la muerte, y al mismo tiempo frenar el colapso del viejo mundo ante las fuerzas invasoras del caos.

El imperio está al borde del colapso, pero aún así Vlad es realmente poderoso, y mucho más que eso.

Es un general casi sin igual a la hora de liderar a los ejércitos.

Quizás solo él sería capaz de frenar el mazazo que está cayendo sobre las defensas del imperio del hombre, por si fuera posible.