#618, breedMusic

Programa emitido el 8 de diciembre de 2009.

Existen determinadas músicas que jamás sonarán en los programas de radio comerciales. Porque no procede. Porque, como su propio nombre indica, no son comerciales. Si no fuera por las emisoras alternativas o por Internet (la alternativa absoluta) permanecerían sepultadas eternamente bajo toneladas de mediocridad.
La Frontera Perdida quiere reivindicar su status de servicio público y de programación alternativa, de libertad y de independencia, y asemejarse un poco, modestia aparte, a los contenidos del Canal Arte.

El programa de hoy podría emitirse en La 2 a una hora más bien intempestiva, donde no moleste demasiado y pueda pasar convenientemente desapercibido. Y es que la música que hemos seleccionado, definitivamente, NO es comercial.

Hace años, por pura casualidad, descubrí un sitio en Internet dedicado a mostrar diversas facetas de arte online. El sitio se llama breedart.org. Llevan haciéndolo desde 1999. Y además de arte visual, también tienen una sección dedicada al arte musical. Artistas independientes, sin un sello discográfico que los respalde, sin tener que contentar a un público específico, con total libertad para hacer exactamente lo que ellos quieran. Por eso su música es alternativa.

Con este programa rendimos un homenaje a esas mentes despiertas, inquietas, hambrientas de no convencionalismos, tanto del lado creativo como del lado del oyente insatisfecho con la sobreproducción de sonidos estandarizados que no satisfacen sus ansias de sonidos inteligentes.

Estos artistas han decidido no tirar la toalla y han escogido el camino difícil: el ser coherentes consigo mismos a sabiendas de que su música difícilmente conseguirá traspasar algunas barreras y que permanecen agazapados en las trincheras como francotiradores, intentando herir de muerte a alguna mente inquieta, de las que todavía han logrado escapar a la persecución narcotizante de la música comercial, entre las cuales pretende encontrarse esta web y esta radio.

Su música nunca estará en las listas de éxitos. Sus nombres nunca serán famosos. Y el mundo seguirá girando, impasible, ajeno a todos ellos, absorto en su orgía chillout, ignorándolos con descaro, de manera obscenamente consciente, porque no le importa nada.