
“Me están enterrando en vida” La desesperación de José Alberto, víctima del abandono institucional y de los

Description of “Me están enterrando en vida” La desesperación de José Alberto, víctima del abandono institucional y de los
José Alberto Sarmiento, vecino de Gran Canaria con una discapacidad severa y en tratamiento de diálisis, denuncia en esta entrevista una situación límite: no puede recuperar su vivienda en Vecindario, ocupada por inquilinos que se niegan a marcharse desde hace más de cuatro años. Sin recursos, sin ayudas, y con la amenaza del desahucio de su propia casa en San Fernando, su caso refleja una mezcla explosiva de abandono institucional, lentitud judicial y vacío legal.
El testimonio de José y su pareja, Zhara, revela cómo la burocracia y la falta de respuesta de las administraciones están condenando a una familia canaria a perderlo todo. La deuda generada por los inquilinos asciende a más de 10.000 euros, mientras él sobrevive gracias a la ayuda de vecinos y pequeños gestos solidarios.
Escucha una historia cruda, real y urgente que pone el foco en una injusticia que clama al cielo y que puede pasarle a cualquiera.
La voz de José Alberto no puede ser ignorada.
En Radio Faro seguimos de cerca las noticias que transforman nuestra isla
Sintoniza Radio Faro 92.5 www.digitalfarocanarias.com @radiofarosur WhatsApp 685 28 48 48
This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.
Seguimos, seguimos en este batiburrillo y como les decía también al comienzo del programa, hoy ponemos el foco en una realidad que golpea cada vez más a más personas, la dificultad para recuperar una vivienda que es propia.
José Alberto Sarmiento González es vecino de esta isla de Gran Canaria y tiene una discapacidad reconocida y ahora mismo está viviendo en una situación límite.
Posee una vivienda en vecindario que no puede recuperar porque los inquilinos no se marchan, mientras tanto él sin ayudas ni recursos está a punto de perderlo todo.
Una historia de impotencia, abandono institucional y resistencia que merece ser contada.
José Alberto, gracias por estar con nosotros.
Buenas tardes.
Bueno, cuéntanos José Alberto, ¿cómo empieza todo esto? Bueno, esto empieza con un calvario mi niña, esto empezó porque yo soy paciente que tenía el azúcar muy harta y aparte del azúcar tenía también la circulación mal, cogí una enfermedad y me tuvieron que ingresar y me amputaron una pierna, al amputarme una pierna mi padre tuvo un accidente, se dio un golpe en la cabeza y cayó en muerte cerebral y entonces yo tenía unos inquilinos en vecindario y yo no podía hacerle frente a todas las desgracias que me estaban viniendo porque mi padre también me había dejado una deuda al fallecer y me había obligado a vender la casa que tenía en vecindario, los dos inquiocupas que tenía, uno de abajo y el otro de la segunda planta, hablé con ellos y les pedí a todos que tenían que marcharse cuando se le acabara el contrato.
Pero espérate, no te me adelantes mucho, o sea tras esa parálisis cerebral de tu padre, supongo que fallece, al mismo tiempo pues tú precisamente estabas inmerso también en tu propia enfermedad, que en esa vivienda que supongo que fue la que heredaste de tu padre, en esa vivienda hubo un momento que debido a tu enfermedad también tuviste que volver a hipotecar o algo así, la rehipotecaste, o pediste una hipoteca sobre esa casa por la deuda de tu padre.
No, yo tenía de esa casa del alquiler, yo estaba pagando la hipoteca de mi casa.
No, de la vivienda de vecindario.
Sí, con ese estaba yo, con ese alquiler pagábamos nosotros la hipoteca de mi casa en San Fernando.
En San Fernando que es donde vives habitualmente y ahora mismo, ¿no? Sí.
O sea, esa casa no tenía hipoteca, la de vecindario.
La de vecindario no.
No, tú pediste un préstamo para poder...
Para poder hacerle frente yo a mi casa de la Rosaleda.
Ajá.
De la Rosaleda.
Y a estos inquiocupos, como yo te comento, yo les di un mes de 4 meses a cada uno y les dije que no me pagaran nada si querían, pero que tenían que buscarse otro alojamiento porque yo me había obligado a vender esa casa por las deudas que me había contraído con mi padre al fallecer.
Claro, claro.
Teníamos deuda con Hacienda y algunos pagos más que tenía que hacer y yo no estaba capacitado con mi enfermedad, me habían amputado una pierna.
Sí, y vemos que...
Y justamente cuando mi padre fallece, a la semana siguiente me iban a amputar la otra pierna, o sea que ha sido desgracia tras desgracia.
Y esta gente se han aprovechado de toda esta dificultad mía.
¿Desde cuándo estaban ellos viviendo en la... o como inquilinos, no? ¿Desde cuándo la tenías alquilada? Sí, ellos han estado viviendo ahí, aparte del año que tenía el contrato y más todo este tiempo, el de abajo unos 4 o 5 años y el de arriba más o menos lo mismo.
¿Y siempre pagaban esta gente o...? Estuvieron pagando un tiempito bien, después se pusieron el trabajo, se ponía que si no le llegaba, que si no tenía sueldo porque no tenía trabajo.
Entonces el 400 que empezó a pagar 300, cada vez quería pagar menos, o sea poniendo impedimentos, ¿sabes? Y con muchas mentiras.
Cuando no se había roto un termo, los termos se rompían cada dos meses o cada tres meses, cuando no, porque una puerta no...
O sea que era todo disculpas y al final...
No pagaban y no pagaban.
Y no pagaban.
Pero lo que entiendo es que tiene dos viviendas alquiladas, o sea es una sola casa, pero un edificio exacto.
Es un edificio pero con dos viviendas y las dos estaban alquiladas, ¿sabes? Y ya te digo, estas personas de la noche a la mañana dijeron no vamos a pagar nada.