Abandono (Parte 2/2) - Padre Ignacio Larrañaga

El abandono se vive en dos tiempos, tiempo pasado, tiempo futuro.

Al tiempo pasado pudiéramos darle un nombre, reconciliación.

Al tiempo futuro pudiéramos darle un nombre, sabiduría.

No hay mayor sabiduría que todo aquello que se puede arreglar, arreglarlo, y todo aquello que no tiene solución o que la solución no está en nuestras manos, dejarlo en las manos de Dios.

¿Cómo vivir el abandono de ahora en adelante? Hay que distinguir el esfuerzo y el resultado.

La hora del esfuerzo es nuestra hora y la hora del resultado es la hora de dejarlo en las manos de Dios.

¿Qué significa abandonarse de ahora en adelante? Significa dar la gran batalla de la vida.

Y la batalla de la vida no es un ente abstracto, no es una idea platónica.

La batalla de la vida es una cosa bien concreta.

Por ejemplo, para mí esta semana es una batalla de la vida con ustedes.

Esta charla de este momento es la batalla de la vida.

De manera que cosas concretas y prácticas.

¿Qué significa pues abandonarse? Significa dar la gran batalla de la vida con todas las armas.

Sabiduría de los años, experiencia de la vida, la colaboración de los demás.

Como si todo defendiese de mí, como si Dios en esto no tuviese nada que hacer.

¿Que dónde está la voluntad de Dios? No espere que un angelito del cielo baje con un papelito y con la firma de Dios.

Aquí está la voluntad de Dios.

Busque usted la voluntad de Dios haciendo el correcto discernimiento entre su voluntad, la que siempre adultera la voluntad de Dios y Dios mismo.

Y aquí en este caso, señores, en este caso abandonarse significa declararse en rebeldía.

Y en un momento determinado declararse en rebeldía es abandonarse, porque es de esa manera que podemos hacer el ciento por ciento de nuestra parte para arreglar esta situación.

Y aquí en este caso, en este caso abandonarse significa organizar una huelga con todas las características de éxito.

Y organizar una huelga en un momento determinado puede ser abandonarse, porque es de esa manera única en que nosotros podemos hacer el ciento por ciento de nuestra parte para solucionar esta situación.

Hay que evitar absolutamente dar a la palabra abandono cualquier sentido de pasividad dentro de este contexto de espiritualidad que estamos proponiendo.

Bien, entonces el esfuerzo y el resultado. El esfuerzo ya lo hemos dicho.

¿Y el resultado de quién depende? Depende de una serie de imponderables.

¿De quién depende el resultado de esta charla? Pues de mí, de mí no.

Yo voy a hacer como siempre y haré el ciento por ciento de mi parte para conseguir lo máximo que dentro de mis límites pueda.

¿De quién depende?