Adaptógenos: aliados naturales contra el estrés

Muy buenas tardes queridas, queridos oyentes de Radio La Marina 102.5 FM, mi nombre es Elvira Sánchez, su nutricionista de confianza y les doy la bienvenida a un nuevo episodio de Con la Comida Si Se Juega, el espacio donde descubriremos cómo la alimentación puede ser tu mejor aliada para sentirte bien con energía y equilibrio. Hoy vamos a adentrarnos en un mundo fascinante que une naturaleza, ciencia y bienestar.

Hablaremos de los adaptógenos, esos alimentos o compuestos naturales que pueden ayudarte a manejar mejor el estrés, fortalecer tu sistema nervioso y recuperar tu vitalidad en forma respetuosa con tu organismo. Así que prepárense una buena infusión, calentita o fría, eso a gusto de consumidor. Busquen su rinconcito favorito del sofá y acompáñenme mientras hacemos una suave pausa, un suave paseo sobre los adaptógenos. Así que vamos a comenzar por definirlos. Yo siempre me gusta hacer las definiciones en base a una metáfora.

Entonces imagina por un momento que tu cuerpo es un coche, no cualquier coche, sino uno que recorre caminos complicados con subidas pronunciadas, bajadas imprevistas, curvas cerradas, muchos baches. Cada desafío del día, una discusión en casa, una sobrecarga de trabajo, una preocupación constante por la salud o el dinero, es un golpe seco en ese trayecto. Ahora piensa qué le pasaría a ese coche si no tuviera unos buenos amortiguadores.

Pues eso, se resentiría, el viaje sería mucho más duro, más agotador y con el tiempo empezarían a fallar piezas claves en el coche. Y aquí es donde entran en juego los adaptógenos. Son como los amortiguadores biológicos de nuestro organismo que nos ayudan a absorber el impacto del estrés, tanto físico, mental como el emocional, permitiendo que avancemos sin tanto desgaste. Son sustancias naturales que se encuentran presentes sobre todo en plantas y en hongos medicinales, que ayudan a nuestro cuerpo a que se adapte de ahí a su nombre.

Se adaptan a los cambios adaptógenos. Ahora, ¿pero cómo lo hacen? Los adaptógenos actúan básicamente modulando el sistema nervioso, las hormonas del estrés como el cortisol y fortaleciendo las glándulas superrenales, que son las responsables de darnos esa energía de emergencia cuando algo nos exige más de la cuenta.

Lo más interesante es que no estimulan ni deprimen al cuerpo como lo haría por ejemplo el café o un sedante, más bien equilibria. Es decir, si estás decaído te revitalizan y si estás acelerado te tranquilizan. Es como si tuvieras un entrenador invisible dentro de ti que te conoce tan bien que sabe cuando necesitas el empujón para seguir o cuando necesitas parar.

En la medicina tradicional de distintas culturas como la ayurvédica en la India o la medicina china, los adaptógenos se han usado desde hace muchos siglos para mejorar la resistencia, para potenciar la longevilidad e incluso para aumentar la claridad mental y el rendimiento físico. Y lo más bonito es que estos elementos naturales no fuerzan al cuerpo sino que colaboran con él. Tampoco son un parche rápido sino son una especie de entrenamiento interno para que nuestras respuestas al estrés sean más eficientes, menos reactivas y más sostenibles. Ahora, no todo es mágico. Aunque los adaptógenos están ganando popularidad en el mundo,