AFR Nº 467: El efecto benéfico de Amuletos y Talismanes

Al filo de la realidad.

Para ser científica tiene que cumplir tres acciones, tres acciones.

Que algo sea científico no depende de que se enseñe en las universidades, que quien hable tenga un título, o un diploma, o un guardapolvo blanco, depende del cumplimiento de tres condiciones.

Primero lo que llamamos verificabilidad, que yo diga, este objeto sirve para tal cosa, produce tal efecto, y cualquiera pueda verificar que realmente lo produce, o sea, que no se mueva en el limbo de lo ambiguo de la autosugestión.

Segunda condición, la repetibilidad, que yo diga, prepare el objeto de esta manera para producir tal efecto, y preparando el objeto de esa manera, y solo de esa manera se produzca necesariamente ese efecto, y solo ese efecto.

En este sentido yo siempre digo que las recetas esotéricas son muy precisas.

Se dice, méclese en tales partes, en tales elementos, en tal momento para provocar tal consecuencia.

Y repetidamente se martilla la idea de que si no se cumplen esas condiciones no se produce esa consecuencia específica.

Esto apunta a la condición de repetibilidad.

Y tercero, la uniformidad de criterio, que todos los que deambulan en el tema, más o menos, comulguen parecidamente sobre este tema en particular.

Los ambulantes y los telemanes cumplen esas tres condiciones.

Por ejemplo, mediante el enunciado de que hay que grabar determinados símbolos para determinados efectos.

Esto de los símbolos es muy interesante.

Los símbolos operan en base a dos mecanismos.

Uno que podríamos denominar energético, otro que podríamos denominar psicológico.

¿Qué es un símbolo? Un símbolo es un gráfico que encierra un gran conjunto de emociones asociadas al mismo.

Cuando nosotros vemos, por ejemplo, el símbolo de la cruz, el individuo católico experimenta un gran conjunto de emociones detonados, incentivados por la observación de la cruz.

Es decir, el objeto físico provoca un gatillo, una detonación psicoemocional en el sujeto que la contempla.

El judío, cuando ve una estrella de David, experimenta, asocia emocionalmente, un conjunto de vectores psicológicos simbolizados, encerrados en esa imagen.

El símbolo es un arquetipo que moviliza fuerzas del inconsciente.

¿Esto qué significa? Que si yo sé, por ejemplo, que determinado símbolo esotérico, digamos, la estrella de cinco puntas, significa, es decir, contiene la idea de salud física y mental de quien lo usa, por un montón de considerandos que ahora serían muy largo abundar.

Cada vez que yo piense en ese símbolo, voy a movilizar las fuerzas de mi inconsciente que apunten hacia la autocuración física y mental.

Hay un área de estudio dentro de la parapsicología, que es el estudio de la llamada energía de las formas.

¿Qué es esto de energía de las formas? Un efecto energético que se hace presente cuando nosotros, o cualquiera, fabrica un objeto con una forma específica.

Y pongo un ejemplo típico, las pirámides.

Yo soy como Gandamo, que tengo aquí sobre la mesa una pirámide, réplica a escala de la gran pirámide que yo uso.

Si yo oriento adecuadamente esa pirámide, voy a saber que en el interior de la misma se produce una serie de transmutaciones energéticas.

Si, por ejemplo, coloco un pedazo de carne en su interior, un ejemplo más típico, más pateteado, y dejo un pedazo de carne afuera de la pirámide, en la intemperie, pasan tres o cuatro días y el pedazo de carne que está afuera se descompone, y el pezo se descompone.