

Description of Ainhara - Qué bonita despedida
"Qué bonita despedida, que me despido cantando" dice la tonada. Así lo hizo Ainhara, la que empezó el verano siendo nuestra becaria y se ha ido, al menos de Radio Valdivielso, siendo nuestra amiga. Aquí dejamos parte del último programa en el que no solo cantó sino que obligó a Jokin a cantar un dueto impensable con ella. Además escribió su carta de despedida. Así de bonito fue su hasta luego:
"Nos despedimos,
como tú, que tras otro verano en el valle bajas despacio la persiana,
como las tardes que en tonos naranjas se apagan.
Nos toca despedirnos,
como las cerezas que ya cumplieron su ciclo
y las ciruelas que están a punto de cumplirlo
Radio Valdivielso cierra también un ciclo,
para reposar y buscar un nuevo hogar,
para abrir la puerta a lo que vendrá,
tras veinticuatro años latiendo en diferentes estudios,
que guardan miles de voces, miles de días, miles de historias.
De lo que es nuestro. De lo que es tuyo.
Tras 7.531 programas emitidos, hoy os lanzamos un hasta pronto,
con la certeza de que lo vivido este verano
no cabe en una sola despedida.
Recordamos las tardes de Échale Cuento,
a quienes hablaron de incendios con gran conocimiento,
a quienes defendisteis el territorio y tantos derechos,
y a las pequeñas historias que tienen un gran peso.
Deportistas, músicos, pianistas,
los de Fetén Fetén, Nieves Concostrina,
Haciendo tai chi matinal tantas vecinas
las fiestas locales, comidas compartidas,
y aquel concierto de El Nido, tan especial,
que aún resuena en nuestra memoria.
Tantas gentes habéis pasado,
llenando de voces un archivo vivo.
Solo podemos daros las gracias por este verano
Gracias por la escucha,
la paciencia y la compañía,
por los detalles, la comida,
y esas palabras de ánimo
para los momentos complicados
Yo también me despido.
Han sido tres meses flipantes,
aprendiendo sobre radio desde dentro
y el valle desde sus historias: de sus pueblos, bosques, parajes,
observando aves, estrellas en las noches, paseos, malavares
y sobre todo, conversando con vosotras,
que me hicisteis sentir en casa
desde el primer instante.
Ya me siento un poco de aquí,
un poco valdivielsana.
No podría ser de otra manera, este valle enamora.
La radio se toma un respiro,
como el río cuando parece calmarse
antes de volver a correr con más fuerza.
Volverá, porque esta radio no son sus paredes,
sino vosotros, vosotras, comunidad
Y yo me despido,
gracias por escuchar,
por estar, por confiar
por vuestras palabras y vuestra mirada
no las podría olvidar
Nos vemos por el valle"
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Imagino que hace mucho que no tengo esa sensación, esa sensación que teníamos cuando se acababa el verano. Bueno, que tú tienes, que tú igual estás teniendo ahora, ¿no? Esa de recoger todo, esa de, de alguna manera, limpiar la casa, cerrar los armarios con, bueno, con esa ropa que se quedaba por aquí para el próximo fin de semana o la Navidad o la Semana Santa, ya dependiendo de cada casa.
Esa sensación de no sólo cerrar las puertas, no sólo entornar, en fin, las ventanas, cerrarlas bien, entornar ahí los postigos, todo lo que, lo que suponía quitarle luz y supongo vida, quizás guardar también los geranios en un lugar donde pudieran resistir el invierno. Bueno, no lo sé, dejar algunas cosas en el armario por si acaso, bueno, a la vuelta, bueno, algunas siempre se quedaban, ¿no? Supongo que la sal, el azúcar, esas que, bueno, que aguantan bien el paso del tiempo.
Pero sobre todo uno cuando cerraba la puerta para despedirse del verano, dejaba sobre todo recuerdos, ¿no? Bueno, quizás de aquella brevena, de que una vez más amaneciste, una vez más el recuerdo de aquel beso que por fin diste a aquella mujer, a aquella niña. Solamente éramos entonces unos niños y que pensaste por un momento que quizá iba a ser el amor de tu vida y no fue más que, pues eso, un recuerdo, a veces olvidado de un tiempo pasado.
Sí, cuando llega el final de agosto, cuando se cierran las casas, cuando mucha gente, cogéis el coche y os vais, regresáis a la ciudad, lo hacéis sabiendo que prontito vais a volver. Es verdad, ya, bueno, con la rutina laboral, marcando la agenda, marcando el calendario y también con la cercanía que antes era la misma en cuanto a distancia pero mucho mayor por aquello de las carreteras y los vehículos.
Sí, claro, hablo de cuando yo era un chaval y de eso ha pasado bastante tiempo pero hay cosas que marcan para siempre y el olor de los veranos y el sabor de los besos y, en fin, el destello que siempre dejaba ese tiempo en el que ibas creciendo, ibas haciéndote, bueno, pues la persona que hoy eres, te ibas convirtiendo en ese ser quizás menos alegre, quizás menos divertido, quizás, en fin, más sabio, quizás más ignorante, bueno, está ahí, ¿no? Está ahí posándose ahora mismo en el césar de tu ventana, esa que te cuesta cerrar porque aunque el día esté así, gris, un poquito fresco incluso, aunque el día esté como está, sigues teniendo el deseo de no moverte, de quedarte aquí, como nos quedamos algunos hace ya unos cuantos años y ya nunca más volvimos a tener esa sensación, la de tener que cerrar la casa del pueblo para volver a la ciudad, esa que también te gusta, claro, porque volver a casa cuando uno se va de vacaciones, aunque sea al paraíso, siempre es un placer también, así que piensa en eso mientras conduces lento, conduces lentamente porque, en fin, hoy te vas a tener que armar igual un poquito de paciencia porque lo mismo pillas algún atasco que te hace recordar que, efectivamente, vuelves a ese mundo de las prisas y de la mucha gente pero que, como digo, no hay prisa y, además, ya sabes que ahí también te espera el color y el calor y el olor del hogar. ¿A ti te huele tu casa algo distinto cuando vuelves? A mí siempre, las casas siempre tienen un olor, la verdad, es siempre bonito volver a sitios a los que no llevas, o sea, a los que llevas sin ir mucho tiempo porque, de repente, como que absorbes el aroma del espacio y te vienen un montón de memorias. Es curioso ese olor, ¿no? porque cuando uno regresa después de un tiempo a su casa, de repente tiene un olor que cuando vive no lo siente, claro, cuando estás allá no lo sientes, es como pasa con todo, ¿no? supongo que la pituitaria tú te haces ese olor y, por lo tanto, no lo notas.
Es un olor particular. Sí, a veces es la madera, otras veces son los productos de limpieza, otras veces pues alguna planta o algo que esté pues emanando el olor y muchas veces es la gente, ¿no? porque muchas veces, o sea, como que las casas huelen a los aromas de las personas que las habitan.
Yo siempre que voy a casa de mi prima pues huelo el perfume que mi tía lleva utilizando pues igual 30 años. Entonces, claro, yo ya ubico cuáles son los productos de limpieza que ella usa, los perfumes que utiliza, etcétera, y estoy segura que cuando mi tía deje de estar en esa casa olera distinto. Pero siempre que huelas ese perfume te acordarás de tu tía. Por supuesto.
No sé qué olor te llevarás de Valdiverso cuando te vayas, que ya sabemos que todavía no te vayas, ni siquiera el olor de la radio que ha inhalado y vivido, pues eso, en dos estudios distintos, cosa que no puede decir mucha gente, pero tú en este corto espacio en que has sido la jefa de redacción de Radio Valdiverso has vivido dos estudios distintos y eso, bueno, forma parte ya de tu historia y por supuesto también de la nuestra. ¿A ti, por ejemplo, te gusta que los días se parezcan a tu estado de ánimo? Sí, la verdad que sí.
Me gusta cuando el tiempo acompaña mis emociones. ¿A quién no le va a gustar? Imagínate, tú estás un día triste, se pone a llover, te pones a leer, tener el tiempo y justo que esté lloviendo en un momento en el que tú estás mal, es como si el mundo te abrazara. Es como cuando hablamos de las canciones, ¿no? Nos ponemos canciones tristes cuando uno está triste, en vez de decir, voy a ponerme una alegre.















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