
AKELARRE ALKARREÑO 20|Incels, manosfera y el discurso antifeminista

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¿Por qué hay hombres enfadados con los avances de las mujeres? ¿Por qué interpretan el movimiento feminista como una amenaza para ellos?
En el programa de hoy de Akelarre Alkarreño nos adentramos en el discurso antifeminista actual que circula por el espacio virtual y que ya se traslada también en los espacios cotidianos. Analizamos juntas cuáles son los principales mensajes que se difunden y que tienen como objetivo desarticular al movimiento feminista.
Las canciones que nos acompañan:
- La cumbia feminazi (Renee Goust)
- Doin Good (KittiB)
- Ese hombre (Rocío Jurado)
- Rata de dos patas (Paquita la del Barrio)
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Pero, ¿le dijiste que parara? ¿Le dijiste que me dejes en paz, que no me toques? ¿Y
no será que tú querías algo con él y al no querer él decides denunciarle? ¿Por qué
no le has denunciado antes? Seguro que estabas muy borracha.
Estas son algunas de las preguntas que el juez Adolfo Carretero le hizo a Elisa Moilá
en el interrogatorio por el caso de Íñigo y Rejón. Se calcula que menos del 8% de las
mujeres que son víctimas de violencia sexual denuncian. En este pequeño espacio radiofónico
llevamos algo más de dos años explicando cómo se articula el sistema patriarcal, cómo
las mujeres somos socializadas en la vergüenza y en la culpa, o cómo la cultura de la violación
provoca que la sociedad normalice e invisibilice la violencia sexual.
Son pocas las mujeres que, después de haber sido víctimas de violencia sexual, logran
identificarla. Muchas seguimos con nuestras vidas, sintiendo a veces cierto nudo en el
estómago pero sin saber bien qué fue lo que nos pasó. Otras, cuando logran identificarlo,
callan. Por miedo, por vergüenza y por culpa. Las que pueden y deciden contarlo, primero
se tendrán que enfrentar a la revictimización, después a la vergüenza de contárselo a
alguien del entorno cercano y, después, ir a denunciar. Si la denuncia llega a juicio,
que no suele ser así en más del 70% de los casos, tendrán que enfrentarse a jueces como
Adolfo Carretero, que no es, ni mucho menos, una excepción.
Y aún así, después de pasarnos la vida explicando esto, hay quienes nos siguen preguntando
que por qué no denunciamos, que no entienden, que no saben cuál es el problema.
¿Cuál es el problema? Dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué cuál es el problema? Y tú me lo preguntas. El problema eres tú.
Buenas tardes, compañeras.
Buenas tardes, poeta.
El hipoetisa.
Bueno, pues yo venía a contaros una anécdota, una anecdótica de historia que vivimos al salir de la radio
justamente hace un mes, tras grabar nuestro anterior episodio de Aquelar del Carreño, el de diciembre.
Y es que cuando terminamos con el episodio y estábamos aquí grabando unas cuñitas publicitarias,
empezamos a escuchar unos golpes, unos gritos de chavales en la puerta,
que al principio dejamos pasar hasta que empezaron a golpear literalmente la puerta del estudio
y tuvimos que salir a preguntarles si eran tontos o cenaban pronto.
Entonces salimos y nos encontramos a un grupito de unos ocho chavalillos que no llegarían a la mayoría de edad
y aunque la mayoría salió corriendo, ya os podéis imaginar el percal,
les preguntamos que qué querían a los tres que quedaban por ahí.
Su respuesta fue quedarse callados, decir, no sé, nosotros no hemos sido.
Entonces, bueno, pues les dijimos que si lo que querían era que saliéramos, que ahí estábamos.
Y que si no querían nada, pues que se fueran porque nos estaban molestando.
Entonces pareció que sí, se marcharon riéndose y nosotras nos metimos a terminar lo que estábamos haciendo al estudio.
Sin embargo, al ratito volvieron a molestar.
Entonces ya salimos, volvieron a irse corriendo
y entonces cuando nos vamos a ir, pensando que ya se habrían ido a un parque a hacer cosas de chavales,
nos encontramos con que nos estaban esperando en el único sitio por el que sí o sí teníamos que pasar para irnos.
Así que nada, les decimos que ya nos íbamos para que podían seguir haciendo el idiota
y no solo nos empezaron los pobrecitos a ladrar, lo cual nos dejó bastante en shock,
sino que cuando nos metemos en el coche y estamos a punto de cerrar la última puerta, nos gritan feminazis.
¿Qué qué? Feminazis, tías.
Pero si es que estos chavales no nos conocían de nada,
no tenían ni idea de que estábamos aquí grabando un programa feminista, nada.
Y entonces nos dejó a cuadros porque, claro, nos quedó claro que era el insulto
simplemente por haberles frenado y haberles plantado cara.
Así que nos bajamos del coche otra vez y cruzamos la acera para frentearles
y preguntarles qué significaba, según ellos, ser una feminazi.
Obviamente, el mismo percal, cuando se les enfrenta, todos calladitos, nadie ha sido.
Pero insistimos, porque es que estábamos realmente interesadas en saber
en qué nos desarrollaran este fascinante argumento de las feminazis.
Así que, tras bastante insistir, el más graciosete seguramente,
dijo, yo no lo he dicho, pero para mí feminazi es una mujer así como tú, señalando a la Eli.
¿A mí?
¿A ti?
Como tú.
Entonces le preguntamos, dice Eli, ¿una mujer como yo?
Sí, así como tú.
Y con esto lo que nos quedó más que claro es que para ellos lo que significa feminazi,
aunque no tengan ni pajolera idea de lo que puede llegar a significar el término como tal,
tienen claro que es el insulto para una mujer que pone límites,
que confronta, que no se deja amedrentar, que pide explicaciones.
Vaya, mujeres autónomas que, por desgracia, valientes,
mujeres que no se callan, que no les tenemos miedo.
Y fue por esta reflexión por la que decidimos dedicar la canción que va a sonar a continuación,
así como el programa.