El punto Nemo es el polo de lo inaccesible ubicado en el Océano Pacífico.
Es el lugar del océano más alejado de tierra firme.
Situado en el sur del Océano Pacífico, a 2.688 kilómetros de la Antártida,
el punto Nemo es un cementerio de naves espaciales.
El fondo del océano, situado en dicho punto Nemo, se encuentra a unos 3.700 metros de profundidad.
Todos los jueves, a ese lugar inaccesible, enviamos a personas que se lo merecen.
Y esta semana, nuestro enviado al punto Nemo es Benjamín Netanyahu,
presidente del gobierno del Estado de Israel.
Que conste que no enviamos a Benjamín Netanyahu al punto Nemo
porque durante años haya financiado a Hamás, ya que según su propia confesión recogida en vídeo,
al apoyar a Hamás conseguía que no existiera nunca la posibilidad de que se creara un Estado palestino.
Tampoco enviamos a Benjamín Netanyahu al punto Nemo
porque desde hace décadas haya sido uno de los políticos más corruptos de Israel,
hasta el punto de que ahora mismo sobre él pesan nada más y nada menos que 3 causas penales.
Tampoco enviamos al punto Nemo a Benjamín Netanyahu
porque para evitar ir a prisión haya impulsado una reforma judicial
que pone en sus manos el nombramiento de los jueces que han de juzgarlo,
lo que liquida la separación de poderes y todo lo que se parezca a un sistema democrático en Israel.
Tampoco enviamos a Benjamín Netanyahu al punto Nemo
porque a pesar de saber con un año de antelación por dónde y cómo atacaría Hamás,
y a pesar de que así se lo confirmaron unos días antes los servicios de inteligencia de Egipto y Estados Unidos,
no sólo no adoptó ninguna medida para evitarlo,
sino que colocó en medio del trayecto de Hamás un festival musical para jóvenes
y además retiró a los generales y a los soldados de la zona de frontera.
Tampoco enviamos a Benjamín Netanyahu al punto Nemo
porque cuando se produjo el ataque de Hamás detuvo la acción de las tropas israelíes durante 7 horas.
Ni siquiera enviamos a Benjamín Netanyahu al punto Nemo
porque la propaganda israelí mintiera masivamente sobre el ataque
afirmando que Hamás había arrojado a niños a hornos
cuando los propios medios israelíes han terminado revelando
que no sólo Hamás se arrojó a niños a hornos,
sino que además el primer día sólo murieron dos niños
y al menos uno lo fue a causa de las balas del ejército israelí.
Tampoco enviamos a Benjamín Netanyahu al punto Nemo
porque desde el principio perpetrara un genocidio contra los palestinos
dependiéndose de un programa informático llamado El Evangelio
especialmente encaminado a destruir estructuras civiles
y aniquilar a población inocente
causando no menos de 50.000 muertos en su aplastante mayoría civiles
de los que casi la mitad son niños.
Tampoco enviamos a Benjamín Netanyahu al punto Nemo
porque el Tribunal Penal Internacional haya emitido una orden de arresto contra él
por indudables crímenes de guerra,
orden que, por supuesto, nadie se atreve a ejecutar.
Tampoco enviamos a Benjamín Netanyahu al punto Nemo
porque no contento con cometer un genocidio en Gaza
haya invadido además el Líbano y Siria
ocupando territorios que piensa anexionar.
Tampoco enviamos a Benjamín Netanyahu al punto Nemo
porque su meta no haya sido nunca el rescate de los rehenes
que torpedeó una y otra vez,
sino por el contrario, anexionarse Gaza
y así robar los recursos naturales de los palestinos
y especialmente el gas.
Tampoco enviamos a Benjamín Netanyahu al punto Nemo
porque respalde la idea de deportar a la población poblada.