Alberto y Diego - Pasión por Benidorm Fest

Esto se ha convertido ya en un clásico, un clásico, el clásico más maravilloso del mundo,
el ir a venidor, una cosa que tú haces periódicamente también,
organizarte la vida para irte a venidor.
Tú vas buscando playa, buscando, cómo no, tranquilidad y muchas cosas,
y nosotros vamos buscando el, iba a decir el bulleringue,
buscando lo que el festival, en este caso, lo que se ha convertido,
el festival de venidor desde hace un tiempo, en este caso,
es un lugar de encuentro de mucha gente,
la búsqueda de quién representará a España en Eurovisión,
y la verdad, la verdad que está teniendo mucho éxito de audiencia,
de público y de crítica incluso en algunos sectores.
Ya sabéis que esto nos junta aquí a Alberto, a Diego y a mí,
nos junta en Valdivienso, y ahora que el sol brilla después de la lluvia de ayer,
estamos en la gloria.
Diego igual con ojeras, pero eso...
Digo yo que Diego igual con ojeras, porque ya sabéis,
ya nos ha contado a lo largo de todos estos años que,
bueno, que irse al festival de venidor es mucho más que ir a ver y a apoyar,
en este caso, las apuestas musicales, es también irse un poco de fiesta,
a compartir esa vida que los eurofans tienen.
Ya sabéis que a mí siempre me pongo un poco nostálgico pensando en Eurovisión,
soy el señor mayor de los tres,
antes escuchábamos esa canción que habla de que estoy calvo,
de que estoy viejo y todas estas cosas,
pero yo sabía que Diego iba a volver, claro.
Ya digo que no he visto mucho, no he escuchado mucho,
pero yo cuando pienso en Eurovisión tengo mis referencias,
estaba en Oscarina, Sergio Esteban.
Es que lo tuve a mí también, bueno, no lo vi,
pero hay un documental sobre emociones que creo que es muy interesante de ver.
Han vuelto aquí los dos, amigos desde muy pequeños,
como nos han contado, apasionados del Burgos, del fútbol y de la música,
cada uno con sus preferencias, cada uno con sus pasiones,
pero sí, están aquí de nuevo.
Buenos días, Alberto.
Buenos días, Joaquín.
¿Qué tal me oís?
Bien, bien, perfectamente.
Aquí nada, ha llegado la época de la penitencia.
Yo pensaba que ibas a poner el Tdeum como preludio a Eurovisión,
pero ya veo que lo reservas para las buenas ocasiones.
Ya sabes que el Tdeum también me pone, pero era por cambiar,
porque a veces me acusáis de que si me pongo a Karina,
me ha dicho que voy a cambiar.
¡Buenos días, Diego!
Buenos días, Joaquín.
Estás en venidor.
Claro, y ya van cuatro. Aquí tienes a tu corresponsal, ya lo sabes.
Estaba pensando ahora, ahora que he estado escuchando esta canción,
¿qué pensarán Mocedad, Sergio y Esteban y toda esta gente
cuando escucha o ve las propuestas que hay ahora para representar a España en Eurovisión?
¿Qué pensarán?
Es verdad. Bueno, Sergio nada, porque evidentemente Sergio nos dejó hace tiempo,
pero ese reportaje que hemos hablado con emoción en un fragmento que vi,
yo también pienso en qué pensarán.
Supongo que pensarán algo parecido a lo que pensamos los boomers,
en este caso, cómo ha ido esto.
Pero bueno, supongo que es normal también,
que musicalmente un festival como este también...
iba a decir evolución, quizás no sea la palabra adecuada,
pero bueno, cambie con el paso del tiempo.
La verdad es que a mí me sigue sorprendiendo,
lo poco que he visto me sigue sorprendiendo en lo que se ha convertido,
pero tú corresponsal, tú experto de Eurovisivo,
Diego, ¿tú lo ves como algo lógico con el tiempo?
¿O tú tienes también una visión crítica al margen de tu pasión eurovisiva?
A ver, es que esto hay que entenderlo como lo que es ahora mismo.
Ya no es un festival de la canción, es decir,
ya no es la música lo principal.
Ahora lo que se venden son packs,
packs completos de tres minutos que es una canción,
un intérprete y una puesta en escena muy comercial.
Y luego todo lo que hay alrededor del festival,
que ya no es como hace años,
ahora se mueven cantidades ingentes de dinero,
se mueve muchísima gente,
están implicadas muchas marcas comerciales,
las agencias de viaje,
se ha convertido en un evento más que europeo ya mundial
y no nos queda otra que adaptarnos.
Bueno, adaptarnos o no.
Estabas recordando ahora, Diego,
eso que decimos a menudo, odio al fútbol moderno.
Podríamos decir odio a la Eurovisión moderna,
con muchos intereses y efectivamente,
con botas de colores o como queramos llamarlo.