Ampliaciones conceptuales 5 - EL SISTEMA GRINNELL

Sol Basketball presenta El Alma del Juego.

Bienvenido y bienvenida a tu espacio de baloncesto y reflexión, soy Kim Gómez y esto es El Alma del Juego.

Estás escuchando una nueva entrega de las ampliaciones conceptuales.

Un formato breve, directo y muy práctico creado con la ayuda de Inteligencia Artificial.

En menos de 10 minutos te explicamos con claridad un concepto táctico o técnico relevante para que lo puedas integrar a tu juego, a tu conocimiento y, ¿por qué no?, también a tu metodología de entrenamiento.

Seleccionamos ideas de clinics, artículos, vídeos y conversaciones con entrenadores referentes del mundo y las convertimos en episodios de valor formativo aplicable y actual.

Hoy en el episodio 5 hablamos del sistema Grinnell, la revolucionaria propuesta del coach David Arsenault y de ahí su hijo, Arsenault Jr., basada en posesiones ultrarrápidas, presión constante, rotaciones en bloque y volumen altísimo de tiro de 3 que llevaron a cabo en la Universidad de Grinnell, División 3.

Analizamos los principios del sistema, qué objetivos persigue y qué aprendizajes se pueden trasladar, total o parcialmente, a otras realidades competitivas.

Vamos una vez más con las ampliaciones conceptuales de El Alma del Juego Sol Basketball.

Arrancamos este análisis a fondo con una imagen, ¿eh?, potente.

Imagina un equipo lanzando casi 100 veces por partido.

Casi 100.

Sí, sí.

Y que la mitad sean triples.

Y además, cambios de jugadores cada minuto, vamos, al estilo hockey sobre hielo.

Suena increíble, ¿verdad? Pues hoy vamos a explorar justo eso, el sistema Grinnell, una filosofía de baloncesto, bueno, ultrarrápida, bastante radical, la ideó David Arsenault, padre, allá por 1989, y la siguió su hijo.

Vamos a ver de dónde sale, cómo funciona exactamente, sus puntos fuertes, los débiles también, claro, y qué hace falta para ponerlo en marcha.

Vale, a ver, vamos a desgranar esto.

Los números son como la obsesión principal, ¿no? Tienen objetivos muy, muy concretos.

Muy concretos, sí.

Hablan de 94 lanzamientos por partido.

Que el 50%, la mitad, sean triples.

Recuperar un tercio de sus propios fallos en ataque.

Que ya es decir.

Y forzar 32 pérdidas de balón al rival.

Si cumplen esto, dicen que ganan el 95% de las veces.

Casi nada.

Es que es una fórmula casi matemática, como decías.

Y detrás de esos números hay una filosofía muy clara.

Primero, tira rápido, en menos de 12 segundos.

Siempre a tope.

¿12 segundos? ¡Poquísimo! ¡Poquísimo! Segundo, el triple vale más, así que atirar triples es el tiro preferido.

Tercero, presión asfixiante en toda la cancha.

Pero ojo, no buscan tanto robar el balón como acelerar al rival, forzarle a que falle o que tire rápido, sin pensar.

Ah, vale.

Es una presión para desgastar y acelerar.

Eso es.

Cuarto, si fallan un tiro, todos al rebote ofensivo como locos, menos el que acaba de tirar.

Claro, para tener otra oportunidad.

Y quinto, que es lo más llamativo visualmente, las sustituciones masivas.

Cambian 5 jugadores de golpe cada 45 o 90 segundos, como en hockey.

¿5 de golpe? Es una sustitución para tener una intensidad brutal todo el rato.

Y hay un punto psicológico también muy interesante.

Arsenault lo diseñó para que fuera divertido, que todos jugaran, que todos se sintieran importantes… lo llaman caos controlado.

Querían que la experiencia fuera positiva incluso perdiendo.

Hombre, eso de caos controlado me suena.

Y el ritmo frenético me recuerda mucho a Paul Westhead.

Buena conexión.

En Loyola Marymount, a finales de los 80.

Tiene algo que ver.

Se inspiró a Arsenault.

Sí, sí, totalmente.

Westhead fue el pionero, digamos, entre el 85 y el 90.

Su The System ya buscaba un ritmo altísimo y presión constante.

Inspiró a Arsenault, sin duda.

Pero Arsenault lo llevó todo un paso más allá, más al extremo, y lo cuantificó mucho más.

¿En qué sentido más extremo? Pues Westhead buscaba tirar en menos de 7 segundos, que ya es una locura.

Pero Greenell añadió esa obsesión por el triple.

El 50% de los tiros tenían que ser triples, sí o sí.

Y sobre todo, lo que decíamos antes, las sustituciones masivas, tipo joques.

Eso Westhead no lo hacía.

Entendido.

Podríamos decir que Westhead encendió la mecha del baloncesto a toda pastilla, y Arsenault le echó más gasolina y una calculadora.

Vale, la teoría es la historia.

Pero llevarlo a la práctica debe ser complicadísimo.

Logística, físico… ¿qué se necesita para que esto funcione de verdad en una cancha? Pues requiere piezas muy específicas.

Primero, mucho spacing.

O sea, jugadores muy abiertos siempre, 5 fuera, para generar espacios.

Técnicamente necesitas tiradores muy rápidos de catch and shoot, recibir y tirar casi sin botar.

Y que metan, claro.

También vas a necesitar…