Ansias de placer. Capítulo 3

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Hoy presentamos, Ansias de placer. Capítulo 3 No vi su cara, pero pude oír un ligero suspiro. Uff.

Separó mi cabeza de entre sus piernas y regresó a su sillón dejándome con cara de pasmado. Se sentó y cruzó las piernas lentamente permitiendo que pudiera ver su coño apenas un segundo.

¿Te ha gustado la experiencia? Me preguntó dando un sorbo al café.

Me acople mejor en el sofá, aunque tan solo fue movimiento instintivo mientras pensaba.

Tenía que ser directo y contundente. ¿Ha estado mejor que oler bragas? Respondí recogiéndolas de mi regazo para olerlas demostrando que no me cortaba.

Es una pena que me haya duchado hace poco. Seguro que te hubiera seducido más el olor más natural. Mi mente saltó de inmediato aprovechando la oportunidad.

¿Me dejaras olerlo otro día, sin duchar? Claro.

Sonrió de nuevo maleficamente. En ese momento le sonó el móvil.

Vaya. Me miró con su cara de asco. ¿Es tu nueva amiga madurita? Dijo consorna.

¿Qué pasa, Candy? ¿Me invitas a café? Tengo que contarte algo.

Claro. Aquí te espero. Y colgó.

¿Va a venir? Le pregunté.

Sí. ¿Parece que tiene algo que contarme? Pues me voy.

De eso nada. Tú te quedas ahí sentado. Quiero ver sus reacciones estando tú presente.

No se me ocurrió contradecirla. A los pocos minutos llegaba Candela.

Fue mi madre a abrir, y cuando entraron en el salón se sorprendió al verme.

Anda Pepito, pero si estás aquí. Sí. Respondió mi madre, estábamos hablando cuando has llamado. ¿Te importa que se quede? O lo que me vas a contar es demasiado para él.

Bueno, no. Quizás le interese.

Es sobre mi hermana, la madre de Sonia. ¿Qué pasa con ella? Se ha presentado en casa con una llorera de la leche, comenzó a hablar mientras mi madre le servía café, parece que su marido se ha hartado de ella y la ha dejado.

¿Que se ha hartado? Repitió mi madre.

Ya te conté que Carlota es una puritana, y parece que han tenido una bronca y su marido la ha puesto a parir diciéndole que era una puritana de mierda y una estrecha que no sabía ni follar. Mi madre se encendió un cigarrillo. Fumaba poco, pero le gustaba echarse alguno en ciertas situaciones. ¿Es que no sabía cómo era cuando se casó? Preguntó mi madre. Bueno, me miró y mi madre reaccionó con rapidez.

Anda, lárgate a tu habitación. Me dijo con sequedad.

Me levanté de inmediato y subí las escaleras. Cuando estaba arriba, bajé de nuevo sigilosamente hasta la mitad y me quedé escuchando sin que me vieran.

Al principio no era así. Comenzó de nuevo candela, más bien todo lo contrario.

¿Qué quieres decir? Joder, pues que le gustaba follar y se lo montaba con muchos tíos, pero cuando pilló a Paco y se casó, decidió cambiar. Supongo que al principio follarían a menudo, hasta que tuvo a Sonia. Después se fue haciendo más puritana y comenzaron los problemas.

Quería que Sonia no fuera como ella había sido de joven y lo que ha conseguido es que su marido se harte y que Sonia no la haga ni puto caso, y medio la odie. Pues vaya panorama.

¿Y qué vas a hacer? ¿Y yo qué coño sé? Se ha instalado en mi casa y no la voy a echar.

Intentaré sacarla un poco para que se anime. ¿Crees que eso la animará? Me da que lo que le ha dicho Paco la ha desquiciado. Que la haya gritado que era una puta monja estrecha, esas han sido sus palabras, la ha llegado al alma y tengo las sensaciones que quiere desquitarse. ¿Me estás diciendo que lo que quiere ahora es follarse al primer tío que pille? No me lo ha dicho así, pero me da que sí. He pensando en llevarla, la tacita. Allí van tíos todos los días y seguro que pillamos. ¿Y después qué? ¿Os vais a follar a tu casa estando Sonia allí? No solo Sonia. Hoy también estará Jorge. Dijo bajando el tono de voz. Parece que se te complica. Ja ja ja. Hoy reirá mi madre con cierto recochineo.