¿Ansiedad? Lo que seguramente no haces y es lo primero

¿Has sentido alguna vez que tu cuerpo y tu mente van por caminos distintos? Tú intentas estar tranquilo y tranquila, pero el corazón se acelera, el pecho se encoge y el estómago se revuelve.

Y entonces aparece ese pensamiento, ¿y si me pasa algo? ¿Y si no puedo controlar esto? ¿Y si me vuelvo loco o loca? Y claro, te asustas, se llama ansiedad.

Tú decides cómo quieres ser, ya sabes que este es tu podcast de desarrollo personal.

Y estás escuchando a Mercedes Cobo, psicóloga creadora de emocioteca.com Intentas respirar hondo, distraerte, pensar en otra cosa, pero nada funciona.

Cuanto más lo intentas, además, peor te sientes.

Y llega ese momento ya en el que piensas, ¿por qué yo no puedo parar esto? ¿Te ha sucedido? Bueno, si alguna vez has sentido algo así, quiero que sepas que no estás solo en esto ni sola y que hoy voy a contarte cuál es el primer paso para transformar la ansiedad y el miedo.

Es un paso que muchas veces pasamos por alto, casi siempre o siempre, porque creemos que el problema está solamente en nuestra cabeza, cuando en realidad el cuerpo, en esto de la ansiedad, también tiene mucho que decir.

Mira, cuando vivimos con ansiedad, el cuerpo se convierte en un auténtico campo de batalla.

El corazón late rápido, el estómago se encoge, se cierra, las manos te sudan, sientes una especie de nudo en la garganta, no consigues que el aire entre bien, y cada una de esas sensaciones la interpretas como una verdadera amenaza.

¿Y si me da algo? ¿Y si esto no se me acaba de pasar? ¿Y si pierdo absolutamente el control? Entonces, ¿qué haces? Pues empiezas a estar muy pendiente, a vigilarte, a analizar cada respiración, cada latido, cada sensación que tienes en tu cuerpo, claro, y sin darte cuenta, te declaras la guerra a ti mismo, a ti misma.

¿Tu cuerpo qué está haciendo? Pues intentando protegerte, pero tú lo tratas como un verdadero enemigo.

Y aquí está una de las claves más importantes, la ansiedad no es tu enemiga, es una señal de alarma que se ha quedado encendida demasiado tiempo, por eso, el primer paso que tienes que dar cuando tengas ansiedad no es intentar pensar menos, parar tu mente, no, sino sentirte de forma diferente, o sea, volver a encontrar dentro de ti un espacio de seguridad, de calma, donde poder respirar ya sin miedo.

Esto ya sé que se dice fácil, pero se hace muy, muy complicado.

Seguro que si alguna vez has tenido ansiedad, lo que peor, peor te ha sentado es que te digan tranquilízate, respira, ¿a que sí? Muchas personas me cuentan que lo que me pasa son los pensamientos, no puedo dejar de pensar, y sí, claro que llevan razón que los pensamientos tienen un papel muy importante, pero si a esos pensamientos tu cuerpo no hubiera reaccionado de una manera física, esos mismos pensamientos no te afectarían tanto, les estarías dando otra importancia, ¿verdad? Por eso, antes de intentar controlar tu mente, necesitas recuperar la calma en tu cuerpo, reconectar con tu cuerpo, porque él, tu cuerpo, es quien se tensa, y quien se acelera, y quien se asusta, quien está ahí diciéndote que algo tienes que hacer, que ese es el mensaje auténtico.